En esta primera entrega sobre los pioneros del vinilo en Venezuela, José “Cheo” Guevara, de Asocosalsa Venezuela, nos cuenta como nació Discomoda, un exquisito sello discográfico.

En 1948 el empresario venezolano César Roldán y el colombiano Carlos Esparragoza fundan en Caracas una compañía que llevaba por nombre El Disco de Moda. Era una tienda similar al Almacén Americano, establecimiento del empresario estadounidense William H. Phelps, quien distribuía los discos y radioreceptores RCA Victor que circulaban en la ciudad (1). En El Disco de Moda también se vendían discos en 78 rpm importados ya que la fabricación nacional aún era precoz y el proceso de prensado no se había solidificado del todo (2). En Discomoda este proceso se realizaba en Nueva York y Puerto Rico, hasta que en 1951 trajeron a su negocio una de las primeras máquinas prensadoras de discos.

Sus primeras grabaciones, totalmente nacionales, fueron con algunos artistas criollos, empezando por la cantante folclorista Magdalena Sánchez quien, acompañada por el Conjunto Los Torrealberos de Juan Vicente Torrealba, logró alcanzar su mayor éxito con el tema María Laya, de Mariano Hurtado Rondón quien le compuso otro pasaje llanero Cariño lindo, grabado con el Conjunto Palmarito de Valentín Carucci. También grabaron para Discomoda los folcloristas Ángel Custodio Loyola, Marisela, Mario Suárez y Lorenzo Herrera junto al Conjunto de Vicente Flores y sus Llaneros, entre otros cultores de la música criolla llanera venezolana. Se cuentan igualmente entre aquellas primeras grabaciones, los primeros 78 rpm de la Sonora Caracas acompañando las voces del Dúo Espín Guanipa (Cesar Espín y Ángel Guanipa), de Juan Polanco, Pepe Acosta, Joseíto Mateo y Johnny Pérez, entre otros.

De izquierda a derecha: César Roldán, Manolo Monterrey, NI, Renny Ottolina, Billo Frometa, Cheo García, Renato Capriles y Emilita Dago. Foto cortesía del Blog de Los Melódicos

     

En 1955 comienza la producción nacional de discos en 45 rpm. Muchos de la Sonora Caracas acompañando a figuras como Bienvenido Granda y Daniel Santos salieron bajo ese formato con Discomoda. Sin embargo hay que acotar que desde el año 52 estaban saliendo al mercado venezolano unos pocos discos LD (Larga Duración) en 33 1/3 rpm sobre todo de la casa Joropo, que reunía en su catálogo a varios cultores del folclor nacional. Pero sólo es hasta 1957 que comienza a expandirse dentro del comercio musical venezolano el disco de larga duración, que luego comenzaría a identificarse con las siglas LP (Long Play). Es así como algunas grabaciones en 78 rpm de artistas como Magdalena Sánchez comienzan a ser recopiladas en estos larga duración.

En julio de 1958 se fundó la orquesta Los Melódicos. El asesoramiento de Billo Frómeta fue vital en la conformación de la misma, tanto así que llegó a ser tan popular como la Billo’s. Los Melódicos firmaron un contrato de exclusividad con Discomoda; su primer disco apareció en 1959 (Estos son los Melódicos, Discomoda DCM-147), y un año más tarde después de haber refundado su orquesta, es Billo Frometa quien firma contrato con Discomoda, graba el primer LP con esta nueva casa disquera (Comunicando, 1960. Discomoda B-DCM-001) y rompe todos los records en ventas a nivel nacional: 125.000 copias vendidas en la primera semana de su lanzamiento.

Con estas dos orquestas en su catálogo, Discomoda aseguraba excelentes ingresos, además de un gran prestigio en América Latina por el alto nivel en ventas que ambas le proporcionaban. Durante la primera mitad de los años 60 Billo’s Caracas Boys y Los Melódicos eran las dos más reconocidas orquestas de baile del país. No obstante Discomoda también contó con Chucho Sanoja y su Orquesta, Los Peniques, Los Megatones de Lucho, Los Solistas, Los Caribes de Victor Piñero, El Combo Gigante, Pedroza y sus Caciques, La Sonorámica, Orlando y su Combo… todas muy vendedoras. Sin embargo, con la llegada de otras tendencias musicales que atraían al público joven, algunas, por no decir la mayoría, de estas grandes orquestas fueron desapareciendo.

En el segundo lustro de los 60, la moda psicodélica impulsada en cierta forma por el rock pop, provocó cambios en los gustos musicales juveniles. Tal situación generó una fuerte competencia entre las principales casas disqueras que, en busca de la atracción juvenil del momento, armaron toda su artillería mercantil y publicitaria para enganchar al público. Fue esa misma época la que vio nacer al movimiento salsero en Caracas.

A partir de 1966, esa otra música con ingredientes callejeros que cautivaba a un nutrido público joven, sobre todo del extremo oeste de la ciudad, llegaba para quedarse. Discomoda comenzó a promover aquella moda que se desbordaba con la palabra salsa, con agrupaciones como Nelson y su Estrellas. Estos se habían iniciado grabando con Palacio de la Música, pero a partir de 1967, quizás notando el auge que Discomoda tenía en Colombia, decidieron cambiar, logrando su internacionalización. Ellos compartieron el lugar de la salsa dentro del sello junto a Príncipe y su Sexteto, Los Kenya de Ray Pérez y Los Blanco, que igualmente se perfilaban como una de las mejores bandas de música tropical bailable dentro y fuera del país.

Al inicio de los 70, el comercio discográfico en Venezuela comenzaba a inclinarse un poco más hacia la balada o la balada pop. La salsa mermó un tanto en sus ventas, al menos a nivel nacional; ya que no podríamos decir lo mismo a nivel internacional, porque en la sede Discomoda Colombia, los discos de Nelson y sus Estrellas y Los Satélites eran de los más buscados por los melómanos. En aquella etapa surgieron varios grupos de balada al estilo andino. Recordamos a Los Ángeles Negros de Chile, Los Pasteles Verdes de Perú y Los Terrícolas de Venezuela. Estos últimos se convirtieron en una carta fuerte de presentación para Discomoda, y junto a Los Melódicos eran los más vendedores del sello.

Durante los años 70, Discomoda seguía siendo una casa disquera con bastante solidez en el mercado. En ese período se expandió mucho más su comercio a través de la filial Discolando, que operaba en Estados Unidos bajo la supervisión del empresario cubano Orlando Bru. Algunos trabajos llegaron a conocerse primero fuera de Venezuela bajo la citada firma. Para aquella década, los mercados más importantes eran los de México, Argentina, Brasil y Venezuela.

Concretamente en Venezuela se registró el mayor incremento en ventas de discos y en esto influyó mucho Discomoda, ya que de manera audaz venía operando con diversos sellos latinoamericanos de Colombia, México y Brasil. Sin embargo, la llegada de los años 80, desde nuestra óptica, no fue tan glamurosa para varias de estas casas ya que la industria discográfica venezolana comenzó a monopolizarse con la aparición dos grandes compañías (Sonográfica y Sonorodven), y entre ambas absorbieron gran parte del mercado discográfico nacional.

Ciertamente estas poseían un alto poder económico e importantes aliados, pero también tuvieron sus debilidades; una de ellas era la poca inclusión de la música popular (salsa), lo que permitió que otras como TH Records y Discomoda siguieran explotando ese terreno. La primera quizás más que la segunda gracias a su filial en Puerto Rico. Podríamos decir que se apoderó en gran medida del mercado salsero en Venezuela durante los 80, pero con todo y las contrariedades que pudieran existir, Discomoda siempre salió airosa en su objetivo, dejando las bases bien sentadas para lo que fue el eficaz desarrollo de la industria discográfica en Venezuela.

En este 2018 se cumple 30 años de la desaparición física del empresario Cesár Roldán y 70 años de la fundación de Discomoda. Sin duda alguna, pionera en la industria del disco en Venezuela. Al frente de la misma aún continua Wolfang Roldán, quien con sus otros hermanos administra y mantiene activo el legado dejado por su padre.

Crear hoy una base de datos con todo el catalogo Discomoda no es cosa fácil, es un trabajo de investigación que requiere de mucho tiempo y dedicación. Sin embargo, ese es el norte. Comenzamos tirando tan solo una piedrita, pero es algo.

   

Notas:

(1) Dentro del famoso Almacén Americano, Edgar Anzola, jefe del departamento de música, era encargado de todo lo concerniente a la Casa Víctor y propició eventos que darían paso a las primeras grabaciones fonográficas en Venezuela. Así lo describe Carlos Delgado en la revista Entretemas: La “expedición grabadora Víctor”, tal como refiere la prensa de la época (1928), tuvo por objetivo la grabación de un repertorio de música típica y escenas o diálogos cómicos venezolanos. Entre las agrupaciones y personas que participaron en la grabación de estos discos se citan, entre otros artistas, a la Orquesta Venezolana, la Estudiantina Caracas, el Quinteto Ávila, el Terceto Pacheco, el Terceto Muro, Nerio Pacheco, Augusto Mora y Rafael Guinand con su compañía. Se imprimieron 59 temas musicales reunidos en 30 discos.

(2) Es a partir del segundo lustro de los años 40 que empiezan a aparecer los primeros sellos discográficos. En 1948 se graba el primer disco de elaboración nacional, a cargo del cantante tenor Alfredo Sadel. Era un 78 rpm prensado por Discos Rex que contenía el tema “Diamante Negro”, dedicado a su amigo el torero Luis Sánchez a quien apodaban así. Luego, además de Discomoda, comenzaron a surgir otras disqueras como Discos Serfaty de los hermanos Rafael y Nemías Serfaty; Palacio de la Música, de Ernesto Aué; y años más tarde Discos Velvet, empresa que nació en Cuba, luego se muda a Venezuela, y cuyo presidente era José Pagé.

Fuentes consultadas:


Jesús Aguirre, Notas sobre la industria cultural de la música en Venezuela, 1980.
Carlos Delgado – Entretemas, revistas.upel.edu.ve, 2014.
https://www.discogs.com/
http://laorquestaqueimponeelritmo.blogspot.com/
http://www.orquestabillos.com/
http://hemerotecamusicavenezolana.blogspot.com/p/quienes-somos.html

 

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