El disco al revés
Grabado en 1961, Pachanga in Percussion de Ray Barretto puso, literalmente, patas arriba los conceptos habituales de la música.
Una de las características que tienen los discos de vinilo es que la aguja los lee de afuera hacia adentro, recorriendo así los surcos que reproducen la música. Todo es fácil así. Se coloca el brazo en el lado externo del disco y te quedas tranquilo hasta que topa la etiqueta interior y se acaban las canciones. Bueno, ¿todo es fácil o es que nos hemos acostumbrado a ello? Desde los tiempos de Edison y los gramófonos fue así, de modo que hay un poco de ambas cosas. Sin embargo, en 1960 Riverside Records inició un proceso de experimentación en sus grabaciones.
Riverside había sido fundado en Nueva York en 1953 por el productor William Grauer y el coleccionista de jazz Orrin Keepnews. No era un sello convencional. Le interesaba el jazz, pero también encontrar un sistema para evitar la piratería, tan boga en esos años. Estados Unidos estaba inundado de copias ilegales y las demandas de artistas famosos como Louis Armstrong surgían cada día.
Riverside, pues, decidió marcar su catálogo de una manera distinta a la sugerida por la American Phonographic y “vendió” su idea a otras firmas como la RCA Victor. Al mismo tiempo empezó a fichar artistas exclusivos para su catálogo: Randy Weston, Thelonious Monk, Cannonball Adderley o Wes Montgomery, entre otros. Y a mediados de los años 50 empezó su fama. Pero no estaban contentos del todo. Tenían el gusanillo de la innovación anti-copia marcado a fuego y pensaron que una opción podía ser la experimentación tecnológica.
Riverside grababa sus discos en los Plaza Sound Studios, ubicados en el octavo piso del Radio City Music Hall, y famosos por haber sido sede de la NBC, donde trabajaba el hermano de Grauer, Ben. El ingeniero de sonido era un entusiasta de los experimentos acústicos llamado Ray Fowler, quien coincidía con ellos en la necesidad de algo. Así que blanco es, gallina lo pone, y dueños e ingeniero crearon la división de investigación y desarrollo electrónico de Riverside Records.
Así llegaron a 1960 con una serie de trucos para mostrar. Por eso crearon el sello filial Fortissimo bajo el número de serie XK 8000, y empezaron a grabar. Su primer álbum era una muestra de sonidos electrónicos que titularon Jets! Sounds Of America’s Aire Defense y cuya característica más notoria era la aguja se debía poner al interior del vinilo para escucharlo. Si se lo ponía de afuera hacia adentro, no sonaba.
VINILO DE FUNCIONAMIENTO NORMAL
VINILO DE SURCOS AL REVES
Además, la primera pista (o canción) era un tono interminable de 400 ciclos para ajustar el balance. O sea que en realidad el vinilo empezaba con la segunda pista. Por si no fiera suficiente, se había fabricado el álbum en acetato rojo polymax para diferenciarlo. Grauer, Keepnews y Fowler estaban convencidos que así era imposible piratearlo. Y tenían razón.
Entre 1960 y 1961 Fortissimo hizo ocho álbumes de este estilo. Cuatro de ellos eran sólo experimentos de sonidos: Jets!, Racing Cars, Banjo Polkas y Thunderstorm. Y cuatro con bandas del catálogo de Riverside: Paul Renard, la Blue Mitchell Orchestra, la charanga de Ray Barretto, y otra vez Paul Renard.
El de Barretto y su charanga La Moderna se tituló Pachanga in Percussion y fue grabado entre el 1 y el 2 de julio de 1961 por Ray Fowler en los Plaza Sound Studios. No hubo nada particular en la grabación musical, salvo que se hicieron varios masters para poderlos reubicar en la máquina y darles el orden adecuado creando un “corte” en el disco con el surco comenzando adentro y terminando afuera. Fue una especie de re-grabación casi artesanal hecha por Paul Cada con dos asistentes (Warren Jenkins y Sondra Barrett) y dos consejeros (Bob Blum y Willie Rodríguez).
El disco fue impreso en un álbum con página de presentación a cargo de Peter Drew y con una notas técnicas hechas por Barrett Clark. Para este y todos los discos de la serie se hizo un mismo diseño de carátula a manos de Paul Bacon.
La sugerencia de Riverside a Barretto fue la de hacer énfasis en la percusión, pero como él ya lo hacía, no hizo falta mayor variación a su estilo. Eso si, aceptó los consejos de su amigo Willie Rodríguez, probador oficial de la compañía, y dejó que las composiciones y arreglos las hiciera su pianista Héctor Rivera.
La idea de Riverside era utilizar este y los otros álbumes como dossiers para vender el sistema en otras compañías y hacerlo popular. Grauer y Keepnews sabían que no iba ser un camino fácil ni rápido, pero comenzaron.
Pero un día ocurrió la tragedia. William Grauer sufrió un ataque al corazón y falleció en 1963. Con la compañía desangrada por tanto experimento y compra de máquinas, Keepnews declaró en quiebra a Riverside. Al cabo de un tiempo su espectacular catálogo fue adquirido por ABC Records, y en 1972 revendido a Fantasy Records. Al año siguiente, Fantasy volvió a publicar las canciones de Barretto en el álbum Carnival, aunque ya con la lectura de vinilos tradicional, poniendo fin a toda esta historia. En 2004 Fantasy fue adquirido por Concord Records.