El jazz cool de Cabrera y Mendivé
El acercamiento al jazz de dos mitos de la música cubana en Venezuela, a través de los recueros de Alberto Naranjo.
En los años que fui operador de grabación del músico Alberto Naranjo, en su programa sabatino Música de la Ciudad, transmitido por la emisora Jazz 95.5 FM en Caracas, tras los micrófonos, no hubo conversación en la cuál no apareciera el nombre de su mentor Eduardo Cabrera.
Cabrera fue un arreglista y director de un talento extraordinario. Según Alberto, en lo íntimo, era un hombre algo excéntrico y no se prodigaba al recordar sus más importantes trabajos, como por ejemplo cuando fue arreglista, pianista y director musical de la Banda Gigante de Benny Moré, una hoja de su currículum que pesaba toneladas y que, sin embargo, al parecer desdeñaba.
“El negro”, como le llamaban cariñosamente, en la época de Moré tenía apenas 19 años y estaba en proceso de formación. Sin embargo, sus ideas en temas como Hoy como ayer y Oh vida son en la actualidad reverenciadas y forman parte del legado sonoro de América Latina en el mundo.
Otra figura central de las conversaciones con Naranjo era Kiko Mendive, quizás porque representaba una conexión con su niñez, rodeado de músicos y artistas compañeros de actuaciones de su madre, la bolerista Graciela Naranjo.
Mientras Cabrera daba sus primeros pasos en la música con Benny Moré y luego Los Rivero, ya Mendive era una estrella. Desde los primeros años de la década de los años 40 había actuado en un buen número de películas mexicanas en plan estelar y grabó discos con las mejores orquestas de ese país.
Kiko Mendive al igual que Cabrera visitaron Venezuela en la década de los años 50 y decidieron quedarse en vista de las oportunidades de trabajo que ofrecían los centros nocturnos, la radio y la incipiente industria de la televisión.
En los años 50 en Venezuela el negocio del espectáculo florecía y había cabida para todo tipo de atracciones, incluso conciertos de Jazz, una música que no contaba con muchos adeptos, pero si los suficientes para celebrar una presentación en 1956 en el Teatro Municipal con el clarinetista de cool jazz, John LaPorta, quién fue acompañado por un grupo de músicos locales entre los cuales se encontraba Eduardo Cabrera.
El estilo cool había surgido en 1949 producto del estancamiento del bebop, por la necesidad de proponer nuevas ideas a través de un sonido reflexivo, mejores arreglos y un deliberado acercamiento a la música europea. Los músicos latinos influenciados por el afrocubanjazz como Mario Bauzá, Tito Puente, José Curbelo, Cachao, Julio Gutiérrez, Bebo Valdés o Eduardo Cabrera no pasaron por alto este giro en la música; en tanto que otros artistas en la Costa Oeste americana lo ponían en primera línea, como Cal Tjader.
Uno de los discos de cabecera de Alberto Naranjo fue un acercamiento tardío entre el cool y lo latino bajo la dirección y los arreglos de su mentor Eduardo Cabrera. Las grabaciones salieron al mercado en 1963 para el sello Circulo Musical (CM), que lideraban Aldemaro Romero y Eleazar López Contreras y que era famoso por su sistema de embolsado interno, en una compilación temática de tres volúmenes titulado Ellas. Aquí Cabrera comparte créditos con otras agrupaciones: Conjunto Ingeniería, Willy Gamboa y Kurt Loewenthal.
Todos los temas tienen nombre de mujer y las carátulas juntas en el reverso forman la figura de una dama con un sexy vestido ajustado. Kiko Mendive es el cantante del conjunto de Cabrera, su voz es una extensión del sonido de la orquesta, otro ingrediente más que le da color a la propuesta.
Los músicos que integran el grupo son parte del séquito personal de Eduardo Cabrera y algunos de los mejores talentos disponibles para grabaciones en ese momento:
Eduardo Cabrera, piano; Jorge Romero, bajo; El Pavo Frank Hernández, timbales; Rolando Alfonzo, congas; José Rojas, bongós; Rafael Gallo Velásquez, trompeta; Joseph Kast, saxo barítono; Alberto Iglesias y Germán Moscat, saxos tenor.
Unos años más tarde Eduardo Cabrera grabaría otro disco cool sin Mendive. Su vida había dado un vuelco al matar accidentalmente a su cuñado, pero esa es otra historia que contaremos algún día.