El Palacio de la Música: salsa con sello venezolano
El sello de salsa y folclor que marcó un antes y un después en la discografía venezolana.
El Palacio de la Música fue el nombre que le dio Ernesto Aue senior a la compañía que fundó comenzando 1947, con el objetivo de vender instrumentos musicales. Lo acompañó en esta aventura Miguel Ángel Piña, quien se convirtió en su empleado de confianza. Más tarde se integró un socio norteamericano, quien planteó la idea de incorporar una línea de discos. Es así como nace Verco (Venezuela Record Company), un sello discográfico con el cual El Palacio de la Música comenzó a distribuir sus primeros discos de 78 rpm, que se prensaron en México, debido a la inexistencia de máquinas prensadoras en Venezuela.
Miguel Ángel Piña fue un verdadero motor dentro de El Palacio de la Música, puesto que con su buen trato, excelentes relaciones y gran astucia en los negocios, logró aglutinar, por decirlo de alguna manera, numerosos talentos musicales del folclor venezolano.
Algunos discos de Lorenzo Herrera; los primeros discos de música instrumental venezolana de la Orquesta Pequeña Mavares, dirigidos por Juancho Lucena; la música navideña del Conjunto Jesús, María y José; las melodías criollas del Trío Cantaclaro; y la música académica del Popule Meus de José Ángel Lamas, formaron parte de las primeras grabaciones de Verco en 78.
En 1951 se incorpora a la empresa, Ernesto Aue junior, como encargado del departamento de fotografía. Tiempo después este asume el liderazgo de la misma, una vez que Piña le entrega la empresa de su padre para que la maneje. Para entonces El Palacio de la Música ya era una de las compañías más importantes dentro del ramo musical y discográfico en Venezuela. La alianza con los sellos extranjeros Secco, RCA, Peerless o Decca, entre otros, la colocó en competencia directa con las otras empresas nacionales: Discomoda, Comercial Serfaty y Comercial Alfaro, principales importadoras de discos en el país.
A partir del segundo lustro de los años 50 El Palacio de la Música, comienza a competir en el mercado discográfico bajo su propia marca: el sello Palacio, reuniendo en su catálogo un importante número de artistas, sobre todo del folklore nacional: Edith Salcedo, Los Copleros del Camino, Raquel González, Armando Molero, Los Aparicio, El Chirulí de Aragua, Chelique Sarabia, Rosa Virginia Chacín y Carlos González.
Hacia 1959 el actor venezolano Néstor Zavarce, animado por el músico y compositor Oswaldo Oropeza decide incursionar profesionalmente en el canto y firma un contrato con El Palacio de la Música, grabando con el conjunto de los hermanos Oropeza, lo que sería uno de los temas más exitosos no solo de su carrera como cantante, sino del folklore nacional: El Pájaro Chogüí, pieza que del paraguayo Indio Pitaguá. El disco Néstor Zavarce Canta (LP-6033) salió al mercado al año siguiente, rompió récords en ventas a nivel nacional y obtuvo un Disco de Oro. Más tarde Zavarce logró un nuevo hit: Cinco pa’ las Doce, de Oswaldo Oropeza y hoy himno de las navidades.
En ese mismo 1959 el arpista Hugo Blanco graba en los Estudios Gonzalito sus dos primeros LP, donde presenta su famoso ritmo orquídea y una voz femenina a la que llamaron “La dama equis” (su verdadero nombre era Teresa de González, esposa del técnico de sonido Francisco González). los discos fueron titulados Hugo Blanco y su Arpa Viajera, La Dama “X” Ritmo Orquídea (Gramko LP-2011) y La Dama Equis con Hugo Blanco y su arpa viajera – El Nuevo Ritmo Orquídea (Palacio LP-6050), ambos salieron al mercado en 1960. Pues bien, el de Palacio corrió mayor suerte gracias a su hit Moliendo Café, por lo que Blanco siguió grabando con el Palacio de la Música, así como también las producciones de otro grande de la música, Simón Diaz.
Dentro de la música bailable con el sello Palacio también se unieron para grabar a finales de los 50, Carlos Torres y su Orquesta, y el trompetista Pablo Armitano con Pipo Rivas como cantante.
En 1961 comienzan a llegar las primeras licencias internacionales. United Artists les ofrece su variado catalogo con figuras como Tito Rodríguez, Al Caiola, Don Costa, Eydie Gormé o Nick Perito. Los discos comienzan a ser fabricados y comercializados en Venezuela por El Palacio de la Música. Eran los tiempos en que se imponía el ritmo pachanga.
Entre 1960 y 1963 llega una moda juvenil, la nueva ola, que era twist y rock & roll pero en español. Así surge un importante número de agrupaciones que dieron vida a ese movimiento y que serían precursoras del rock en Venezuela. Entre aquellos grupos que grabaron para Palacio se cuentan: el dúo Agueda y Yolanda bajo la dirección de Arnaldo Nali: Lado por Lado… En la Nueva Ola (LP-6081); Los Bugat’s, bajo la producción de Hugo Blanco: Los Bugat’s (LP-6113); y Los Clippers: Twist (LP-6090).
Por otra parte, el cantante cubano Orlando Contreras graba el bolero En un Beso la Vida, incluido en el álbum Este es Contreras, original del sello Maype (LP-043, y logró vender bastantes copias en Curazao. Ese hecho llamó poderosamente la atención de Johnny Pacheco y Jerry Masucci, de Fania Records, quienes por recomendación de Ángel Job, le ofrecieron a El Palacio de Música vender el catálogo Fania en Venezuela. Así nació una alianza que perduró por varios años y que convirtió a El Palacio de la Música en su distribuidor exclusivo para toda Latinoamérica.
En 1966 salió el disco de Federico y su Combo Latino, Llegó la Salsa (LP-6171), el cual mostraba por primera vez la palabra salsa en una carátula en Venezuela. Al disco le siguieron: Nelson y sus Estrellas: Cosa Buena (LP-6177), Federico y su Combo: Salsa y Sabor (LP-6585), con igual o mayor éxito que el primero. En 1967 estalla la moda y todas las disqueras trataban de enganchar al público con una palabra que comenzó a ser utilizada para identificar los ritmos afrocaribeños. Federico y su Combo publicó Mas Salsa (LP-6205) y Durísimo (LP-6216); Eldy Tor graba con su orquesta La Tropicana Para los Bravos (LP-6207) y Bomba Candela (LP-6233). Incluso Hugo Blanco y Simón Díaz incursionan en la salsa: Simón en Salsa, en Gaita (LP-6253). De igual forma aparece el Sexteto Fantasía con Estamos en Algo (LP-6232), vuelve Federico y su Combo con Federico y Boogaloo (LP-6228), y llegan Los Junior Star con Tumbando Caña (LP-6246).
En los años 70 aunque la competencia de Discomoda, Velvet y del recién llegado TH (Top Hits), era muy fuerte, las ganancias y el prestigio de El Palacio de la Música seguían manteniéndose prosperas con la fabricación y venta de todos los discos de Fania. Y también gracias a las ventas de artistas de balada y pop como Las Cuatro Monedas y Henry Salvat; y de música folclórica como Maria Teresa Chacín y La Rondalla Venezolana.
Pero a partir de los años 80 la industria discográfica en Venezuela comienza a experimentar cambios, el boom salsero termina y El Palacio de la Música apenas sobrevive con las ventas de algunos pocos artistas de Fania. Otra página de historia habría de llegar.