Cuando apenas se inauguraba el siglo XX y desembarcaban en Cuba técnicos de grabación de algunas de las más importantes compañías discográficas estadounidenses, el punto guajiro fue uno de los géneros escogidos para comenzar la comercialización de música típica o propia de Cuba, inaugurando así, un siglo de grabaciones de esta tradicional música que es a la vez, tan importante y tan desconocida.

Se tienen noticias que desde 1906 la compañía Edison había realizado un viaje a Cuba, con una duración aproximada de tres meses y para el cual montaron un estudio de grabación. Allí fueron recogidas las voces de numerosos cantantes de punto cubano (como también se le llama en la Isla), además de otros artistas que interpretaban géneros populares como el danzón, la trova, e incluso una selección de números musicales incluidos en las obras de teatro musical cubano.

Para quien conozca un poco sobre el punto guajiro, quizás su inclusión en estos discos comercializables sea extraña, o al menos curiosa, pues es este un género que aúna música y poesía, y esta última se realiza por excelencia de manera improvisada, repentizada en el momento. Los instrumentos de cuerda con los que se suele acompañar son bandurria, laúd, tres y guitarra, el primero de ellos ya en desuso, aunque es posible escucharlo todavía en estas grabaciones. La poesía cantada (con melodías singulares llamadas tonadas), se vale de la décima espinela como estrofa poética por excelencia.

Es esta música propia del entorno campesino cubano, se toca para celebrar cumpleaños o cosechas, para acompañar tardes y domingos de soledad, para hacer más llevadero el trabajo con la tierra. Lo han cantado personas que apenas dominaban los rudimentos del abecedario, y sin embargo han transmitido profundas imágenes poéticas fruto de la observación de la naturaleza en su estado puro y de la naturaleza del hombre también. Se han batido duelos poéticos a partir del puro ingenio y sensibilidad. Su sola mención se asocia a los guajiros y al campo cubano (aunque poetas de ciudad han existido muchos); de ahí que su inclusión en grabaciones, que serían compradas por la clase alta, llame poderosamente la atención.

Entre 1906 y 1919, que es el período que incluimos en esta playlist, grabaron varios cantadores guajiros además de con la Edison, con la Victor y la Columbia. Sus nombres: Miguel Díaz, Antonio Morejón, Juan Pagés, Miguel Puertas Salgado, Tomás Ramos, Armando Rodríguez y Martín Silveira, quienes llegan hasta nuestros días casi como desconocidos; pocos datos se saben de ellos. Porqué se grabaron a estos y no a otros es una interrogante sin respuesta.

Colección Gladys Palmera tiene en sus archivos, una significativa cantidad de estas grabaciones que, por lo desconocidas y por su valor testimonial, se han convertido en un verdadero tesoro para la música cubana.

De ahí hemos seleccionado algunos temas para una playlist que se inicia con Antonio Morejón, cantador que grabó alrededor de 65 puntos entre 1906 y 1910, y del que hemos escogido las décimas de Al apóstol Martí, un punto al estilo fijo grabado con Columbia alrededor de 1907.

Le sucede Martín Silveira, uno de los cantadores que más grabó (144 temas entre 1907 y 1920), de quien se conoce que era del municipio Wajay al oeste de la ciudad de La Habana, donde nació en 1880. Silveira se acompañaba a sí mismo con la bandurria, hecho poco frecuente en los cantadores de punto guajiro. Su imagen nos llega en el número de abril de 1941 de la revista Ecos de la RHC Cadena Azul, participando en uno de los más famosos programas que se hacían en la radio sobre música campesina, llamado Buscando al Príncipe del Punto Cubano. La escala de la vida es un punto que grabó en 1909 para la Victor.

 Otra de las curiosidades encontradas en estas primeras grabaciones de punto, es que no sólo fueron realizadas por cantadores de este género propiamente, sino que fue recogido también, en las voces de artistas cuyo ámbito se alejaba más del punto. Es el caso de la grabación realizada por las voces de Adolfo Colombo y Marín. El primero fue un notable cantante del teatro musical cubano que grabó numerosos discos de una variada selección musical. De Marín, poco conocemos, salvo que se presentaba al igual que Colombo, en el famoso Teatro Alhambra. El tema Punto guajiro, incluido en esta selección, es realmente una guajira, fue grabado por Columbia en 1909. Las voces de este dúo pueden escucharse acompañadas de guitarra y mandolina, siendo un claro ejemplo de cómo era asimilado el género por cantantes que no practicaban propiamente esta tradición y que, no obstante, debían llevarlo a las tablas de la mejor manera posible.

El zapateo fue un género prácticamente similar al punto, donde los protagonistas absolutos eran las cuerdas. En esta ocasión no había cantadores, y era el momento perfecto para darle cabida al baile, llamado de igual forma que la música. El que ocupa el cuarto puesto de la playlist, Zapateo cubano, fue grabado en 1909 por la Victor, e interpretado por Martin Silveira y Antonio Domini, tocador de guitarra.

Martín Silveira
Martin Silveira durante un concurso de puntos cubanos en la RHC en 1941-2.
Martín Silveira
Guanajuay, guajira interpretada por Martín Silveira con bandurria.

Juan Pagés, cantador de notable timbre guajiro en su voz, dejó plasmadas unas 39 grabaciones entre 1916 y 1924. Al parecer, era apodado “El cojo” y poco más se conoce de él. El tema Pensamientos de un guajiro lo grabó en 1918 en compañía del laúd de José María Rivero.

Miguel Puertas Salgado, “El juglar villareño del laúd peregrino”, grabó en 1919 (Victor) acompañándose él mismo con el laúd, un punto en el estilo libre, que incluía un curioso estribillo con sílabas. Al parecer no tiene sentido, pero que nos remite a formas de expresión de las lenguas africanas que se mantuvieron vivas en Cuba, resguardadas con celo y discreción. Puertas Salgado fue un cantador que también grabó bastante, unos 60 puntos entre 1919 y 1924.  

La mayoría de estos cantadores requerían de un músico que los acompañara con una bandurria o laúd, exceptuando los casos de Silveira y Puertas Salgado. En cambio casi todos podían seguir su canto llevando el ritmo ellos mismos con la clave.

Las tonadas que serán escuchadas aquí, están hechas para la improvisación poética, es decir, son sencillas y acomodadas al molde que cada improvisador tiene en su mente y al que adapta la métrica exacta de la décima. Todas son diferentes, compuestas por cada poeta según sus necesidades y posibilidades.

Las décimas cantadas en estos puntos, abarcan un amplio abanico de temas; todo tiene cabida, incluyendo –y sobre todo–la denuncia social. Por el poder de comunicación de la décima, que ha estado presente en la cultura y la idiosincrasia cubana no sólo en su forma cantada, sino en la escrita también, se convirtió desde bien temprano, en un medio directo de denuncia, de análisis y de sátira social. Aquí, reside una parte importante de este legado.

Es esta una propuesta de acercamiento a una sonoridad antigua, casi primigenia, que mantiene, sin embargo, intactos, todos los hilos que la unen con lo que es y representa el punto guajiro en la actualidad.

Gladys Palmera tiene en sus archivos, una significativa cantidad de estas grabaciones que, por lo desconocidas y por su valor testimonial, se han convertido en un verdadero tesoro para la música cubana. De ahí hemos seleccionado algunos temas para esta playlist.

Playlist

1. Antonio Morejón - Al apóstol Martí (2da parte)
00:00:15
2. Antonio Morejón - Guajiras amorosas
00:03:20
3. Martin Silveira - La escala de la vida
00:06:02
4. Martin Silveira – Guanajay
00:08:56
5. Colombo y Marín - Punto guajiro
00:11:17
6. Silveira y Dominit - Zapateo cubano
00:14:03
7. Juan Pagés - Pensamientos de un guajiro
00:16:27
8. Juan Pagés - Mi visita a un bohío
00:19:32
9. Miguel Puertas Salgado - Milimin pam-pam!
00:22:32
10. María Romero “La matancera” - Usando penicilina
00:25:31

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