¡Qué no hizo Pancho Cataneo
en esta vida! Fue ciclista, corredor de maratón, acróbata, futbolista, pero
como él siempre dijo: "gané más simpatías que campeonatos". Dejó
huella. Lo operaron 15 veces y pasó 4 años en un hospital. Un día, el atleta
dio paso al músico, viajó por medio mundo, fundó en México Los Cubaztecas y en
Paris Los Matecoco, grandes embajadores de la música cubana en La Ciudad Luz. Y
estando allá conoció a Don Gonzalo Fernández, el rey de la flauta, tipo tan
genial como extraño, y que sería piedra angular de la salsa en la Nueva York de
los años 70. Y le dedicó una graciosa canción, que es la quiero compartir con
ustedes: Don Gonzalo. "Con su elegante barbita, que parece un
gran pachá, Don Gonzalo no se agita cuando toca el cha cha chá".
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