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Cada vez que un vinilo llega a Colección Gladys Palmera, lo primero que hacemos es desvestirlo. Quitarle las fundas originales, tanto la exterior como la interior nos permite ver con detalle en que condiciones está, si la carátula requiere limpieza y si el acetato necesita un buen lavado. Además, quitando las bolsas, quitamos también el polvo que estas acumulan. Es el principio de todo. La historia continúa así.

La limpieza

Existen unas máquinas para limpiar vinilos. Son unas enormes máquinas con apariencia de tocadiscos, que en lugar de cables eléctricos llevan mangueras que comunican un depósito limpiador con un brazo que va soltando un potente chorro mientras el vinilo va girando. Algunas de esta máquinas vienen con secador, que funciona como una aspiradora mediante bomba de succión. Otras, las más sencillas, sólo esparcen con fuerza el detergente neutro del depósito.

Para Colección Gladys Palmera estas máquinas son de una utilidad enorme, sobre todo en casos de suciedad extrema, y todos sabemos que muchos de los discos que adquirimos suelen llegar con gruesas capas de polvo. Pero a pesar de su efectividad, las máquinas tienen tres peros:

Uno, la tardanza en el secado, pues a pesar de la aspiración hay que dejar unos minutos aireándose el vinilo antes de embolsarlo. Dos, el consumo de detergente que, como todo en esta vida, es mejor usar el original, pues uno reciclado puede dañar la máquina. Y tres, el alto costo de la propia máquina, que sin gastos de envío oscila entre 500 y 1.000 dólares desde Estados Unidos.

Es la versión tecnificada de nuestro viejo sistema limpiador, el de toda la vida: agua y jabón bajo el chorro del lavamanos (enjuague, limpieza y acabado) y secado en la tapa del water con una toalla y dándole vueltas al disco. Al final, los consejos de nuestros abuelos siempre se imponen como recurso sencillo e inmediato.

Las bolsas

El principal problema de toda colección de vinilos es la bolsa plástica. En su uso o falta de uso se refleja todo lo malo, en especial la suciedad y el maltrato. Y no se le pone cuidado, no sé si por desconocimiento de su utilidad o por falta de tiendas especializadas que ofrezcan bolsas adecuadas. Y bolsas hay de muchos tipos.

Las bolsas externas más duraderas son las fabricadas en polipropileno y el gramaje que se ofrece en el mercado oscila entre dos y seis miligramos. En Colección Gladys Palmera usamos la de tres miligramos por una cuestión de peso y facilidad de deslizamiento. Y hago hincapié en este último aspecto porque nunca, nunca jamás se debe colocar la boca de la bolsa hacia adentro o hacia fuera. Siempre hacia arriba para que, entre otras cosas, los discos se puedan sacar fácilmente de las estanterías.

Otra cosa importante es el tamaño. Un long play tiene 12 pulgadas de ancho, por lo que la bolsa debe tener 12 ¾ para que pueda ser manejable y no resulte un problema meter la carátula en la bolsa. Hay casos de coleccionistas que forran los discos como si fuese un cuaderno escolar, pero para nosotros eso supone un problema pues los fotografiamos para la web y el reflejo del plástico es complicado de controlar.

En cuanto a las bolsas interiores, aquí si hay una fauna muy extensa. Mejor dicho, la historia ha demostrado que el embolsado interior de un vinilo es una selva, donde cada casa disquera lo hizo a su antojo y con los recursos que tenía a la mano. Así nos encontramos con bolsas de papel cerrado, papel con agujero interior, papel policromado, cartón, papel mantequilla, plástico corrugado, plástico simple, plástico con adhesivo, mix de papel y plástico… En fin.

La mejor es la bolsa de papel con agujero y revestimiento de polipropileno de un miligramo. De esta forma aseguramos que se pueda ver la etiqueta redonda del acetato al sacarlo, y queda de paso doblemente protegido.

Pero bueno, preguntarán, ¿dónde se consigue todo esto? Hay muchísimos sitios en Internet, pero los más grandes tienen su sede en Philadelphia y en Hamburgo, lo que, dependiendo de la cantidad solicitada, puede salir más costoso el envío que el propio producto. Vistas así las cosas, una buena solución es acudir a las grandes superficies online tipo Amazon, las cuales suelen tener de todo.

De todas maneras lo mejor, sin duda, es asociarse. Las asociaciones de coleccionistas que hay en el Valle del Cauca, en Colombia, por ejemplo, podrían importar una buena cantidad de bolsas con una pequeña cuota por parte de cada asociado. Sin duda este es el mejor vehículo para la conservación. Un disco bien cuidado es una joya en nuestras manos y un artículo de gran valor en el mercado.

Y de todas maneras, también, este tema da para mucho más. Veamos que tanto en este vídeo ilustrativo:

 

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