La Raíz Eléctrica es uno de los grandes discos del rock español. Raúl Rodríguez no tenía esa intención cuando acudió a la llamada de Jackson Browne para ir a Haití a construir canciones en un paisaje desolado por los cataclismos. Raúl rescata una imagen en que un negro con pata de palo vende fuego en las calles de Cádiz antes de que se inventen los mecheros.
El disco es imprescindible para conocer nuestro pasado y para barruntar nuestros futuros y por eso sometemos a esas canciones nuevas a sonar al lado de varios clásicos. Es verdad, puede que no sea justo colocarlo al lado del Alto Songo de los Afrocuban All Stars, el mejor tema de mi disco cubano favorito.
Fuego en el 23, el clásico de Arsenio Rodríguez, es interpretado por la Sonora Ponceña (un abrazo a Puerto Rico y las islas del Caribe que han sufrido desoladores huracanes). Volvemos a Cuba con un clásico de los Van Van interpretado por Pedrito Calvo en el que cuenta cómo “dar candela” a un plato de gallina vieja. Nos visita la volcánica Graciela con la banda de Machito para contarnos aquello del Fuego en el cuerpo. Kiko Veneno avisa que hay fuego en el monte de venus...
Morphine nos recuerda lo de agarrarse a un clavo ardiendo, en este caso cuando intentas trepar por una cuerda en llamas. Y volvemos a nuestro protagonista “que sea el ritmo el que nos gobierne” introduce el Light my Fire de los Doors, el fuego de Bomba Estéreo, la fiebre de la Lupe. Raúl encontró los mejores aliados en Haití en Lolo y Paul Beaubrum (Boukman Eksperyans) que aportan el toque de voudou que logra la revelación, lo que Hendrix estaba buscando, esa mezcla de Vodou y Bulería.
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