Compartiendo generación con otros renovadores de la música vasca como pueden ser Anari, Izaro, Aitor Etxebarria o Reykjavik606, la propuesta de Amorante (significa “amante” en euskera) suena líquida, se mueve fronteriza entre géneros y tradiciones, suena antigua para los modernos y moderna para los fundamentalistas de la tradición.
Las figuras que se proyectan en “Bat edo hiru”, el debut que publica tras varios años dejándose ver como músico acompañando a otros artistas, nos presenta a una figura sensible, minimalista, que se desplaza con sinuosidad campo a través de siete canciones que basculan entre la orfebrería de una canción folk que bebe indudablemente de artistas occidentales de la generación de Bon Iver, Sufjan Stevens, Volcano Choir o José González; pero también hace guiños a aquella canción de resistencia vasca de los años ’60 y ’70.
Sencillas pero impactantes suenan piezas de una delicadeza extrema, y de una construcción híbrida entre el jazz, el folk y la indietrónica como “Hezugabeak” o “Frank”, a la vez que se permite licencias instrumentales que lo acercan más al free jazz como “John Cazale” (un homenaje al icónico actor neoyorquino de los años ’70) o a una performance de zamba doom con falsete autotuneado (como en “Ama hil zaigu”) o incluso proyectar el imaginario de la canción vasca de Mikel Laboa o Imanol en canciones como “Juliana”.
Alan Queipo
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