A la jovencísima actriz y artista argentina Ángela Torres un viaje de mochilera al sur de su país le abrió los ojos, y la llevó a un espacio de intimidad familiar que ha conseguido recodificar. La obra de su abuela Lolita Torres, una icónica actriz que protagonizó algunas de las más importantes películas de mediados del siglo XX, sirve como un nexo de sangre que no solo recupera y resignifica el pasado, sino que proyecta y labra un camino futuro.
Con el omnipresente Alizzz como productor en uno de los trabajos con mayor protagonismo que el productor y compositor catalán ha tenido fuera de las fronteras españolas; Torres se acerca a ese registro after-folclórico de Rosalía para rendir tributo a su abuela (“LNDF”) o a iconos de la canción popular argentina como Tita Merello (“ARRABALERA”) desde una perspectiva contemporánea; pero también explora texturas como las del pop urbano o la indietrónica con tics que recuerdan tanto el “Dirty” de Christina Aguilera como las producciones de finales de los ’90 de proyectos como TLC, Sugababes o Aaliyah.
Alan Queipo
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