Hace unos días, en un directo que hizo a través de su perfil de Instagram, decidió poner trozos de canciones que, según él, “no iban a salir nunca”: canciones que, escuchando apenas unos segundos, se postulaban como éxitos globales, con grandes colaboraciones; pero que Bad Bunny decidía encajonar para siempre en una carpeta de su ordenador, y nos las refregaba por la cara como quien se enciende los puros con billetes de 100 dólares.
¿La estrategia de Bad Bunny es no tener estrategia o todo está medidamente meditado? ¿Es este un álbum de descartes o estaba planificado de esta manera? ¿Hay que entender estas canciones como menores, como descartes, lados b y canciones hijas de la cuarentena? ¿O estamos ante un nuevo álbum, a menos de diez semanas de su anterior álbum?
Es probable que todas las posibles respuestas sean posibles; del mismo modo que, queriéndolo o no, Bad Bunny da una nueva clase magistral de marketing-anrtimarketing: pasándose por el forro las estrategias y la formalidad de la industria musical clásica, vuelve a demostrar en este acto de nihilismo anárquico que, haciendo lo que supuestamente no debe (ya lo hizo en sus dos discos anteriores: su primer disco se publicó en la Nochevieja de 2018; y el anterior, de hace poco más de dos meses, lo tituló “Yo hago lo que me da la gana” y reunió veinte temas), sigue ganando por KO al resto de artistas del nuevo pop, e incluso haciéndole un Mortadelo a la industria clásica: tratando su disco más como una carpeta perdida en “Mis documentos” que como un ejercicio conceptual meditado.
Este “LAS QUE NO IBAN A SALIR” resuena como un ejercicio de aparente impulsividad y autoconfianza: Bad Bunny podría haberse guardado balas poderosísimas como “Pa’ romperla” (con colaboración de Don Omar, uno de los reyes del reggaetón), “Si ella sale” (un nuevo himno de empoderamiento feminista) o “Más de una cita” (otro hit de aspiraciones globales, con colabo de Zion & Lennox).
Sin pensar demasiado, sin titular ni el disco ni algunas canciones (“Canción con Yandel” y “Bad con Nicky” se titulan sus colaboraciones con Yandel y Nicky Jam), con explícitas referencias a cosas que han sucedido estas semanas (“Bendiciones”, “En casita” y “Ronca Freestyle” son canciones hijas del confinamiento; y en “Pa’ romperla” hasta menciona la serie de Michael Jordan en Netflix, estrenada el 19 de abril); Bad Bunny vuelve a mirar nuevamente al resto de compañeros generacionales desde su atalaya y a hacerse caso a sí mismo cuando, una vez más, demuestra que hace lo que le da la gana.
Alan Queipo
Playlist
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