Así se ha ido demostrando no solo en los pocos años en activo que hemos podido disfrutar de él (murió en 2006, con solo 32 años, a causa de una enfermedad microangiopática poco frecuente), con producciones para D’Angelo, Jay-Z, Busta Rhymes, Erykah Badu, De La Soul o Common, entre muchos otros; sino también en un legado que, en estos últimos lustros, ha ido acercándose a ese registro a tientas entre el r&b de grano sucio, a esas producciones en el límite del sampleo, esos bajos musculosos, esa psicodelia vaporosa, esa sensación de sexo sonoro, ese humo denso que se cuela en los surcos del vinilo, ese boombap de baja fidelidad que va fumigando todo lo que se le acerca, esa sensualidad adherida en ritmos de cadencia urbana, esa Motown interceptada por A Tribe Called Quest, esa imaginería pop negroide que exhalaba cada una de sus producciones.
Como muestra, Cookin Soul, uno de los mejores productores surgidos en España prácticamente a la vez que Dilla nos dejaba. El espíritu del productor californiano se ha ido haciendo evidente en la obra del valenciano desde el principio, y lo han impregnado tanto cuando funcionaban como colectivo como desde que produce en solitario: en trabajos para referentes internacionales como The Game, Nicki Minaj, De la Ghetto o Dipset, entre otros, o estatales como Mucho Muchacho, Agorazein, Nach, Tote King o Yung Beef, entre otros.
Pero en los últimos años, a razón de un EP por año, Cookin Soul hacía explícita la evidencia en unos homenajes que ahora se convierten en su último material: un devocionario sonoro, un acercamiento al registro y al grano de J Dilla, una proyección de su espíritu: en total, 20 canciones (en plataformas solo hay 16, las cuatro restantes son solo para los que compren el álbum) que no llegan ni a los 40 minutos, y que sirven como paisajes en los que, además de aprovechar para dedicarle algunos temas al recientemente fallecido jugador de baloncesto Kobe Bryant, sirven no solo para recordar al icónico productor de culto estadounidense; sino para garantizar que el dillaísmo es un género que, en manos de Cookin Soul, está más vivo que nunca.
Alan Queipo
Inicia sesión con tu usuario Gladyspalmera o con una de tus redes sociales para dejar tu comentario.
Iniciar sesión