Tras la Super Bowl que se celebró hace unos días en Miami no se hablaba de otra cosa. La memorable actuación de Shakira durante el intermedio (junto a Jennifer Lopez, J Balvin y Bad Bunny en toda una demostración de power latino) puso el foco sobre un ritmo del Caribe colombiano: la champeta. Todo el planeta se ha preguntado: ¿qué demonios es ese sonido tan contagioso? La champeta es el grito de los primeros esclavos negros libres que huyeron a San Basilio de Palenque, creado a partir de otras músicas que surgieron en África como el soukous y en el Caribe como el calypso.

El sello Palenque Records comandado por Lucas Silva (que aquí se cobija bajo el alias de Champetaman) lleva desde finales del siglo pasado escarbando en los orígenes de la música afrocolombiana a través de recopilatorios icónicos como sus volúmenes de ‘Champeta Criolla’, sin dejar de mirar hacia el futuro de un género que en pleno 2020 sigue vigente y reinventándose.

Aunque hoy sea reivindicada en todo el mundo, no siempre fue así: la champeta ha cargado con cierto estigma. Así, las elites de Cartagena de Indias pretendieron en 2015 prohibir a los menores bailar champeta en la calle porque, decían, este ritmo tan sudoroso aumentaba el embarazo entre menores. Era sólo una censura encubierta para callar la voz de la comunidad negra, desplazada a las afueras de esta hermosa y turística ciudad portuaria.

En este nuevo lanzamiento desde Palenque Records conectan la champeta con la cultura picotera, la tradición de escuchar música en la calle en altavoces gigantes que agitadores culturales como Monosóniko Champetúo (Ghetto Kumbé) y Don Alirio se han encargado de reivindicar durante los últimos años. La selección es un festín para oídos abiertos que quieran sumergirse en la diversidad de sonidos negros del Caribe: bajo la batuta de Faraón Bantú (el sound system del sello) van pasando artistas como el británico The Busy Twist y, desde Colombia, Alguacil Dub Killa y DJ Rata Piano.

José Fajardo