La culpa de esos nuevos ingredientes que se suman a Narco la tienen Space Surimi, dúo andaluz que explora las fronteras entre la electrónica noventera, la rave rapera y la lisergia psicodélica más inclasificable. Juntos, forman un conglomerado con forma de supergrupo o de, como ellos mismos dicen, “mamoneo” sonoro en Forza La Mákina!, que se sacan de la manga un EP homónimo que no solo evita replicar fórmulas ya antiguas de proyectos como Def Con Dos, Sugarless u Hora Zulú; sino que proyectan un sonido tan cerca de Cypress Hill y de Beastie Boys como de la BSO de un after sevillano pre y post Covid-19.
Apenas seis canciones y veinte minutos en los que Forza La Mákina! consiguen que salgamos sin salir: historias callejeras, tóxicas y sarcásticas, resignificando códigos de la cultura popular y situándose en la equidistancia entre la música urbana, las guitarras afiladas y la rave doméstica.
Disparan desde una suerte de sevillana-reggaetón tan cerca de Morricone como de Lory Money sobre la venta de estraperlo (“La Ventanita”); nos llevan a un viaje rapmetalero con espadas láser y un estribillo poguero (“Happy Meal”); consiguen aterrizar el sonido de la rave punkarra-bakala del camping del Viña Rock a la vez que hacen un guiño a La Once y a los Ramones (“Cuponero de acero”); componen su particular “Insane in the Brain” de la Alameda (“La Pelea); se acercan al sonido de los primeros Molotov (“Fumando de tangao”); y hasta nos sirven un “Puchero” con un groove rockero apto para raperos. Que fuerce la máquina, pero de día después de una noche larga.
Alan Queipo
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