Hay algo en la nueva generación de artistas pop que, del mismo modo que ha cambiado la forma de relacionarnos entre los seres humanos, hipervinculados más por enlaces virtuales que por relaciones humanas, también ha llevado al pop a explorar tantas narrativas como pestañas y ventanas son capaces de abrir.

Eso es lo que proyectan también unos Fus Delei que utilizan la etiqueta de “metalpop” o como la “representación del pop de la nueva era”, pero que también podríamos identificar con la etiqueta de “hyperpop” de la que hablamos en ¿Qué Onda? hace unas semanas. El marco de referentes de esta generación está más en los memes de internet y en una playlist repleta de estilos musicales absolutamente random que, al final, ayudan a construir un discurso impredecible, líquido, andrógino.

Así se expone en el flamante “Dímelo”, segundo álbum del combo argentino, en donde los ritmos 808 se funden tanto con el synthpop como con una sinfonía hipermelódica en la que caben desde arranques rockeros (“Chupasangre” o “Fénix”) hasta una suerte de oración de reminiscencias spinetteanas en la línea del mejor Lucas Martí (“Joda de Techno”), coqueteos con el imaginario tanto de los Babasónicos (“Adopté”) como de Grimes (“Conocernos de cero”) o varios hits hyperpop para radiofórmulas del futuro (“Atlántica Hundida” o “Cabeza”).

Hay algo compartido a nivel escena con artistas como Zero Kill, Luca Bocci, dinastia o Fransia que invita a pensar en un movimiento de pop en el que los estímulos son enlaces y su propuesta tiene tantas aristas que se hace deliciosamente inabarcable. El pop del futuro para el que incluso el futuro es insuficiente ya está aquí.

Alan Queipo.