Leo Maslíah – En Trío con Tato Bolognini y Marco Messina (Club del Disco, 2020)
Pues porque Leo Maslíah es tan impredecible que lo mismo te firma un álbum tributo a Bach de corte barroco que la banda sonora de una película imaginaria que un recorrido en plan orquesta por sus 40 años de canciones. De hecho, esos tres ejercicios fueron los que publicó estos últimos tres años, antes de llevar a formato disco algo que llevaba un tiempo entrenando en directo: el formato trío de jazz instrumental, con él a las teclas, Tato Bolognini a la batería y percusiones y Marco Messina al bajo.
El álbum acaba siendo un ejercicio de falso jazz: trece canciones que utilizan formación de jazz pero que rehacen clásicos impopulares de la música clásica (concretamente de Jan Pieterszoon Sweelinck y Arhur Honegger) y un buen tonel de canciones propias del inclasificable artista uruguayo.
Por momentos, merodea el free jazz (“Calma chicha” o “Menos Líoh” probablemente son los momentos más jazzeros del disco); en otros, se acerca al sonido de Pat Metheny (“Olas del Aire”), coquetea con la cumbia-jazz (“Bailongo”), la rumba (“Horizonte vertical”), la samba brasileña (“Choripanzinho”), el Pedro Aznar más jazz-rock (“Remanente 2”) y hasta, a veces, utiliza una suerte de sarcasmo mudo (“Colesterol sentimental” o “Modus operandi”) para que su discurso se aparque de manera equidistante entre Frank Zappa, Bach, Richard Cheese y Richard Clayderman. Un auténtico escapista sonoro, que se va corrigiendo a sí mismo sobre la marcha para construir yoes superiores dentro del otro: un arquitecto de las matrioskas musicales, del conglomerado de géneros desgenerados, un loco en un carrusel infinito que nunca se detiene.
Alan Queipo
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