La genética del proyecto se las trae. El germen está en el combo de percusiones ugandesas Nilotika Cultura Ensemble: cuatro músicos que proyectaban la música más raizal y tribal de Uganda, y que tras una residencia junto a dos músicos-productores británicos (Spooky J y Peter Jones) que los unió a modo de experimento, nació Nihiloxica, uno de los proyectos más transversales que vamos a poder escuchar. Y es que en Nihiloxica habita el origen de la música (ese tribalismo ritual ancestral, que nos lleva a pensar en los primeros sonidos del primer proyecto de hombre) y la mirada más futurista de la electrónica contemporánea.
Tras un par de EPs iniciáticos y tres giras que los llevaron a recorrer todo el mundo, tras sus teloneos a Aphex Twin el pasado año, Nihiloxica se encerraron a dar forma a “Kaloli”, su debut en formato largo y un auténtico manual que conecta la sonoridad ritual más tribal del África profunda con una mirada que supera la etiqueta de folktrónica: tan cerca de la música industrial como incluso del black metal nórdico, el repertorio del combo ugandés-británico impone un diálogo trans-ancestral entre tradiciones y formas de entender el ritmo, la música de baile, el trascendentalismo sónico y las fronteras de género.
Armados con sus engalabis, namunjolobas, emuunyis y ensaasis (tambores y percusiones tradicionales ugandesas) en diálogo con baterías electrónicas, pads y sintetizadores, Nihiloxica suenan como un cruce animal y absolutamente desencadenado entre Einstürzende Neubauten, Barbatuques, Dimmu Borgir, Nistra, Burial, Mulatu Astatke, Xosé Lois Romero & Aliboria, Tony Allen y Nídia. Un manual polifónico y polirrítmico para entender no solo de dónde venimos y adónde vamos; sino que las tradiciones de los tambores y las máquinas, de oriente y occidente, de negros y blancos, son las mismas: pero apretando botones diferentes.
Alan Queipo
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