Y aunque en un inicio CA7RIEL es el que acaparó mayor presencia mediática y su proyecto tiene más tiempo de desarrollo, y su música lo ha movido en un territorio en el que el trap colinda con el funk, el pop amorfo o la imaginería impredecible de Frank Zappa; lo cierto es que Paco Amoroso consiguió que su registro sea el que capitanee las lindes de un nuevo pop que bebe tanto de la música disco, la indietrónica o la música urbana pero con un objetivo central: las melodías redondas y las letras de un sarcasmo romántico fantástico.
Eso es lo que ya dejaba entrever en sencillos que fue presentando el último año y medio como “Fatal”, “Sabe” o “Mi deseo”, declaraciones de una movilidad que lo distanciaba del trap duro y lo acercaba al pop más elegante; y eso es, precisamente, lo que se certifica en “SAETA”, un álbum debut en solitario en el que pasea por diez climas de un nuevo pop tan sexy como ultramelódico.
Desde hits para un baile ácido como “Viuda negra” hasta atajos hacia un nuevo pop (“Imán” o “Ángel de la noche”) que incluso generan alianzas con iconos como Adrián Dárgelos, líder de Babasónicos (“Switch”); alegatos de un urban para hacer petting (“Chinga Sport”) o pogo (“Cerebro”); miradas más cerca de un ñu-disco (“Suite 605”), una suite ibicenca (“Da igual”), un house-pop al estilo del Gustaco Verati de “Siempre es hoy” (“Pistola desnuda”) o un r&b electrónico (“Aire”, junto a Lara91k). El mundo novopop de Paco Amoroso es tan necesario como su descarga verborreico-trapera.
Alan Queipo.
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