Paco Moreno lo hace él mismo. Porque quiere y porque no lo sabe hacer de otra manera. Y esa misma frescura, ese grano por momentos cutre de sus producciones, esa apología de lo underground y transversalidad desprejuiciada a la hora de construir sus canciones, lo llevan a convertirse en una suerte de máquina de crear: como aquel Andrés Calamaro de la sobreproducción de “El Salmón” y aquella web de Camisetas Para Todos, pero en la era de Bandcamp.
Inabarcable en su ritmo de producción de EPs, singles o discos (en lo que llevamos de año, ya publicó, además de este LP corto, otros dos EPs y un split junto a Papaya Club), lo nuevo de este joven cantor andaluz se acerca a un cóctel de ritmos populares que él cataloga como “Rumba Deluxe”, editada en cinta de casete: todo es rumbero y bailable, todo se acerca a la canción melódica, y todo suena incandescentemente fresco.
Tanto cuando bascula en los derroteros del bolero (“Cara guapa”, “Detrás del sol” o “Novio nuevo”) como cuando se acerca a la cumbia y la chicha peruana de after de bodas (“Al-Pillapilla” o “La beba estable”), cuando juguetea con el reggae tanto cuando se acerca a la saeta envenanda (“Calaíto”) o a “La Cucaracha” (“Leyenda negra”), el nuevo ejercicio de Paco Moreno es, como en ese loop que va soltando entre las canciones que dice: “¡qué bonito, Paco!”.
Alan Queipo
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