Paul Higgs parece responder a toda esta abrasiva manga de preguntas retóricas en “Astucia”, no solo su nuevo álbum en solitario en paralelo a su trabajo como líder de Algodón, sino también un ejercicio que se siente pariente de una generación que parece estar deconstruyendo el registro del rock rioplatense; sino que lo saca a la estratosfera de lo indescifrable, lo indefinible, lo mutante.
El uruguayo residente en Buenos Aires no solo no niega, sino que resalta su deuda con el sonido de Fito Páez (al que, en una entrevista reciente, se ha postulado para producirle dos canciones) o el Eduardo Mateo de los años ’80; pero también hay que entenderlo como un compañero generacional de otros artistas que basculan entre la deconstrucción y reconstrucción del rock argentino y uruguayo de aquella época, como puede ser el caso de Simón Poxyran, Luca Bocci, GULI o dinastía.
Y de esos polvos, un lodo fresquísimo y alucinado. Diez canciones, veinte minutos y un marco de referencias híbrido. Cuando parece descubrir canciones perdidas del “La La La” de Spinetta y Páez (“Ave Roja Latín” o “Naranjas de Valencia”) como cuando sale a la caza del rock setentero de Manal o Pappo’s Blues (“Suerte Felina & Desenfado”), del Gustavo Pena más volado (“Neruda & Coraje”) o de un Fito Páez autotuneado y aftertrapero (“Diastema” o “La base de trap”), Paul Higgs se convierte en un cazador imprevisible, que apunta a una referencia para dar en la diana de otra diametralmente opuesta.
Alan Queipo
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