Un disco, para un artista de este registro y para una generación como la recién mentada, es un espacio de confirmación, donde la delgada línea entre el éxito (por lo general, ya contrastado en cifras casi pornográficas) y algo aproximado al prestigio se dan la mano. Rauw Alejandro, posiblemente junto a Jhay Cortez, Manuel Turizo y Nio García, es de la última camada de artistas que vienen a disputarle el trono a los, de momento, reyes del género. Con su flamante álbum debut ha conseguido aunar hits como cañones y texturas que nos invitan a pensar en un reggaetón que se abre a nuevos dominios.
Quizá no tan “nuevos” del todo, porque los recursos y la nómina de colaboradores se repiten como el ajo entre los discos de los popes del género; pero sí que “Afrodisíaco” se permite licencias que, aunque sea el primer material largo del puertorriqueño, es poseedor de una horizontalidad en la que el pop de radiofórmula (ahí está su “Tattoo”) y un marco de referencias en la que cohabitan desde The Weeknd (ahí está “Algo mágico”) al “Más Flow” de Luny Tunes & Noriega (ahí está “Soy una gárgola”) apelan a inventar un nuevo espacio para un género cada vez más omnipresente y, por momentos, carente de nuevos recursos.
Alan Queipo
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