En su universo convergen planetas inesperados: la cultura tibetana, los videojuegos, las drogas, la vida en la calle. Todo ello decorado con una estética retro-futurista, alumbrada con luces de neón, con moduladores que deforman su voz y ritmos que invitan a un baile marciano. ‘La Cruz’ es su reivindicación como uno de los grandes talentos del circuito.
Pudiera parecer que Soto Asa es un afortunado por rodearse de nombres más conocidos como Yung Beef o La Zowi. Todo lo contrario: son ellos los que deberían estar agradecidos por iluminarse con su talento. Representa un soplo de aire fresco para su escudería, que empezaba a mostrar signos de agotamiento creativo. Junto a Goa y Ghouljaboy (que acaba de publicar ‘El Rascal’) en sus manos está ahora mismo el futuro del sello La Vendición.
José Fajardo
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