No tiene la trascendencia de muchos de los nombres centrales de la música urbana estatal, pero Martí Mora Julià, nombre real que, más que esconderse, se proyecta bajo el álter ego de Sr. Chen, es una de las figuras capitales de la música urbana catalana. No solo porque ha trabajado con nombres que sí conocerás como Toteking, Elphomega, Izah o Bearoid; ni tampoco porque haya producido uno de los álbumes esenciales del nuevo urban catalán como el “Flors mentre visqui” de Lildami del año pasado; sino porque Sr. Chen tiene todo para convertirse en una figura trascendente hacia afuera como hacia adentro: donde le dé la real gana.
Y si bien ha permanecido más como una figura de culto, “4ever Domingo” está concebido casi como una miniserie en varios movimientos: él mismo crea separadores donde hace repaso de una suerte de tareas que tiene que cumplir a lo largo del día; se da la licencia de samplear tanto a Los Simpsons como a su abuela; crea un crisol de colaboraciones tanto del circuito urbano como del electrónico, el del reggae o el alternativo (de PAVVLA a Sr. Wilson, Guillamino, Demmy Sober o Lildami, entre otros); pero, sobre todo, firma un repertorio bestial y prácticamente infalible.
Basculando en un discurso entre sarcástico y psicodélico, dejando recados a Kidd Keo o C. Tangana, pero también construyendo un discurso sólido tanto lírico como a nivel sonoro, es imposible aterrizar en una parcela el universo de Sr. Chen. Se puede decir que, sobre todo, explora las fronteras invisibles del r&b más líquido, repleto de texturas y una producción que no se limita a los clichés ni del rap ni del trap, sino que no se corta a la hora de utilizar formas heredadas de la indietrónica, la cultura rock, la vaporwave, el jazz o el dub más cósmico. Hay que empezar a mirar más hacia Sr. Chen y menos los followers de sus contemporáneos.
Alan Queipo
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