Mientras la porción más grande de la escena de música urbana (e incluso la de otros circuitos-tendencia como la del bedroom pop o cierta facción de la electrónica orgánica) está algo desorientada a la hora de cómo aterrizar en directo una propuesta nacida netamente del ordenador, sin elementos orgánicos ni instrumentos tocados, muchas veces con bases descargadas o sampleadas; el último gran candidato a hacerse con el trono de la movida urbana en habla hispana acaba de dar una absoluta lección.

Hablo de Trueno, el enésimo icono del trap argentino, pero un artista que, forjado en las batallas de gallos y aparentemente a rebufo de los primeros iconos del género en su país (Duki, Neo Pistea, Ysy A, Barderos…), ha conseguido hacer sorpasso a varios de ellos (¿o a todos?) tras publicar el año pasado “Atrevido”, uno de los álbumes fundamentales para el urban latino del último curso. Pero claro, ¿cómo se tocaría ese disco en directo?

Tomando el modelo de artistas como WOS o CA7RIEL y Paco Amoroso, que han tomado cierto modelo de “banda de rock” para aterrizar su propuesta en directo, Trueno se suma a la moda pero, incluso, transversaliza ese sonido. En “ATREVIDO EN VIVO”, un título tan explícito y descriptivo como también metafórico de la vida que tienen sus flamantes canciones; el argentino se atreve a ‘tocar’ en directo canciones de una genética computarizada. Sorprende especialmente cuando se acerca al candombe tribal (“Azul y oro”) o cuando firma baladas con un sonido que poco tiene que envidiar al de Justin Bieber (“Rain II” o incluso una “Mamichula” junto a Nicki Nicole y sonido sinfónico), al que incluso parafrasea en una canción que recuerda al sonido de A Tribe Called Quest o De La Soul (“G.P.S.”).

Pero también hay acercamientos a un rap-rock que recuerdan tanto a los Beastie Boys, Rage Against the Machine como a 50 Cent (“Background”, “Sangría” o “Atrevido”) e incluso consigue que el reggaetón se pueda tocar (“Ñeri”) dejando en evidencia a toda una corte de iconos urban-pop inmóviles. Lo suyo es en vivo y está más vivo que nunca.

Alan Queipo.