Eso es lo que ha hecho Diego García, más conocido como el Twanguero, uno de los mejores guitarristas del mundo, en medio de la pandemia más profunda. El guitarrista español que lleva años establecido en Estados Unidos había hecho un ejercicio de inmersión parecido pero diferente hace cinco años, cuando dio a luz el primer volumen de “Carreteras Secundarias”, sumiéndose en el sonido de las carreteras norteamericanas y los albores sonoros del blues, el country o las ragas.
Ahora, la idea era que la atmósfera de la selva centroamericana sirva como vaso comunicante de las venas abiertas y el nylon de las guitarras españolas y criollas de Latinoamérica a través de un cancionero que proyecte esas sonoridades. Y allí mismo, en una jungla de Costa Rica permaneció tres meses aclimatando su guitarra a la humedad extrema, y buscando la sonoridad que esa sinfonía de sonidos naturalistas imponía en el tono de unas piezas que bailan entre diferentes tradiciones de guitarreo latinoamericanista.
Tanto cuando se acerca a la milonga argentina (“Pampa”), a la samba brasileña (“Samba de la jungla”), a una suerte de bolero repleto de aire y groove (“Náufrago”), a los trópicos utópicos de trance naturalista (“Iguazú”) o a una suerte de rumba latina que rinde pleitesía a uno de los reyes de la jungla americana, de Texas a Argentina (“Jaguar”), entre otros personajes sonoros que habitan este segundo volumen de “Carreteras Secundarias”.
Alan Queipo.
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