Vetusta Morla – Cable a tierra (Pequeño Salto Mortal / Sony Music, 2021)
Ya lo habían intentado en el irregular “Mismo sitio, distinto lugar”, un álbum producido por el célebre Dave Fridmann (productor de Tame Impala) que sirvió para sacarlos de su zona de confort sonora y tratar de revolucionarse a sí mismos para revolucionar a los demás, pero cuyo repertorio no los acompañaba del todo. La recepción de la crítica fue algo fría, y para su público, que siguió creciendo en número (el álbum lo presentaron ante casi 40.000 personas en La Caja Mágica: un hito histórico), no es un disco que se antoje como básico en su discografía.
Con “Cable a tierra”, y parafraseando la frase con la que empezaba el artículo, se nos presenta el nuevo registro del combo tricantino como “su disco folclórico”. Una suerte de apellido con vocación de clickbait que no busca la literalidad, pero sí la evidente intención que tienen en su cancionero: la influencia tanto de ritmos tradicionales de diferentes territorios de España, como de la influencia que el rock y los ritmos latinoamericanos han ido marcando el devenir sonoro de la banda.
Ya habían hecho gestos en discos anteriores a esa influencia tanto folclórica como latinófila en canciones como “Maldita dulzura”, “¡Alto!”, “23 de junio” o “En el río”, entre otras; pero lo cierto es que, aunque Vetusta Morla no pierden esa épica y esa intensidad in crescendo que los caracteriza y que los ha convertido en una de las bandas más importantes de la historia de la música española y del movimiento mal llamado ‘indie’; sí que se nota el ejercicio de estilo de acercar su registro a texturas, ritmos y cadencias propios de la música tradicional. Desde el título, en alusión a la conexión con la tierra pero también con un clásico de Fito Páez del mismo título (“Cable a tierra”) dejan entrever ese juego de tics y referencias.
Algo que se hace canción tanto cuando en “Finisterre” tiran de panderetas y de un ritmo que se debate entre una zamba argentina y una muiñeira gallega; como cuando en “La Virgen de la Humanidad” parafrasean a Charly García en un armazón casi de tumbao arrancherado; cuando en “Puñalada trapera” deconstruyen un carnavalito andino; cuando en “La Diana” resuena una inspiración fronteriza y tex-mex; cuando cantan una suerte de neo-serenata en “Si te quiebras”; o cuando en “No seré yo” crean un edificio de ritmos y armonías que rehacen la idea de canción popular iberoamericana; Vetusta Morla consiguen moverse de su sitio y resignificar los códigos de las tradiciones latinas y hacer de la música de antes de ayer una vía de acceso directa al pasado mañana.
Alan Queipo.
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