En “Ritmo”, uno de sus flamantes nuevos ejercicios discográficos, el joven productor brasileño firma un repertorio de once canciones relativamente breves (muchas de ella son llegan a los dos minutos de duración, y el álbum entero apenas pasa los 25 minutos) pero que recupera una de las músicas tradicionales de baile del noreste brasileño, en las comunidades de quilombo, también conocidas como quilombolas, en el estado nororiental de Pernambuco.
En dicha zona, los asentamientos de las comunidades quilombolas fueron fundadas por esclavos fugitivos y siguen siendo símbolos poderosísimos de la identidad de las gentes de esas zonas, pero también un vehículo perfecto para entender la evidente herencia de la música afro en determinados territorios de Brasil. VHOOR funde y confunde electrónica de corte chill con ritmos afrobrasileños y una idea de fusión en donde, quizás, tenemos una oportunidad de oro para dejar de pensar que la “electrónica brasileña” es la favela funk; y más bien la identidad más real y casi ancestral de la música del Brasil rural tiene más que ver con el “Ritmo” que proyecta VHOOR en su cancionero.
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