Además de la misión de imponer una política de club y de baile tan cerca de la electrónica de vanguardia como de ese afán de resistencia cultural que impera en Latinoamérica y cuyos artistas han ejercido casi de arqueólogos sonoros recuperando ritmos tradicionales, culturas ancestrales e idiomas originarios; también hay una misión sensibilizadora con el medio ambiente.
Eso es, precisamente, lo que les ha motivado a armar sus, de momento, dos recopilatorios. El último de ellos, “Savia Manglar”, pretende arrojar luz sobre la importancia del manglar en el ecosistema guatemalteco y centroamericano. El manglar, para quien no sepa lo que es, es un área biótica formada por árboles muy tolerantes a las sales que se generan en la desembocadura de corrientes de agua dulce en latitudes tropicales y subtropicales.
La poda de estos manglares perjudica el ecosistema; y por eso desde Mazukambo han reunido a algunos de los productores de mayor relevancia del circuito electrónico guatemalteco para que creen canciones originales inspiradas en los sonidos que habitan alrededor de las zonas de manglares, con el fin de visibilizar la riqueza incluso atmosférica de estas zonas bióticas.
Más allá de la importancia conceptual del álbum, nos encontramos ante siete canciones redondas y necesarias de artistas que basculan entre la folktrónica, la electrónica espiritual y el neo-clubbing más oscuro; con nombres a los que habrá que seguir muy de cerca como Aurora Nohemi, Guía, Ocarimo o los dos cerebros del colectivo, Parutz y Alex Hentze.
Alan Queipo
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