Si para la Generación Z todo es bedroom pop hasta que se demuestre lo contrario, solo por el hecho de cocinar sus canciones en pijama en sus propias habitaciones, ¿cómo tendríamos que definir a una artista que, con los elementos domésticos de su propio cuarto, consigue trasladarnos indistintamente a una discoteca imaginaria, a una cumbre de r&b de aires trap o a cierta oscuridad adherida que tiene el pop negro?

Yudi Saint X, el álter ego de la joven artista catalana Judit San José, es una de las grandes noticias que nos dejan los últimos compases del 2020. En los últimos días del ya pasado año, presentaba “SELVA”, siete temas producidos por Sr. Chen (dueño de uno de los grandes discos de 2020 y uno de los productores emergentes con mejor gusto del circuito catalán) que componen un LP corto o un EP largo, en los que la catalana se posiciona como una de esas voces de cierta mística urbana y vocación pop. Un nombre prometedor que colocar junto a otras artistas como Sila Lua, Mariagrep, Isatofu o Rakky Ripper, entre otras.

“Hoy soy un cuerpo comestible, joven y bello; no pienso decir nada si me hacéis llorar”, canta San José en una de las canciones. Con una voz de corte lánguido y con cierta mística somnífera, Yudi Saint X presenta un serial de canciones que nos llevan desde una mística espectral casi sacra (“Caballo blanco”) al neo-house más popero (“Veranoche”), el synthpop más cyber (“Valentina”), el machine-pop más industrial (“Adóptame”) o el auto-tunning pseudoreggaetonero (“El ciclo de la vida”). Una artista a la que, sin lugar a dudas, seguir la pista muy de cerca.

Alan Queipo