Saturno 2000 – La Rebajada de los Sonideros 1962-1983 (Analog Africa, 2022)
Un concepto con el que dieron dos familias de hermanos mexicanos, los Perea y los Ortega, que viajaron por toda América Latina con una buena cantidad de discos para vender a los diversos sonideros para pinchar nuevas melodías. Los ritmos colombianos eran perfectos para la cultura del sonidero, pero eran demasiado rápidos.
Eso lo solucionó, por un lado, Marco Antonio Cedillo, de Sonido Imperial, que llevaba tiempo experimentando con los equipos de sonido, y creó un revolucionario sistema que permitía ralentizar las canciones; y por otro, Gabriel Dueñez, que casi se electrocuta por un cortocircuito en su sonidero, pero dicho cortocircuito hizo que el plato comenzase a girar en cámara lenta, despertando el fervor de los asistentes a ese sonidero, pidiéndole que grabase casetes con esos ritmos a los que denominó “rebajada”. Como una cumbia emporrada, vaya.
Aquellas cintas se convirtieron en un objeto de culto, a la vez que en un subgénero surgido de la azarosa casualidad y de la necesidad de expandir otros ritmos latinoamericanos ante una juventud ávida de conectar con otras músicas. Ahora es el sello alemán Analog Africa quien se salta la línea africanista para encargarle a DJ Lengua que recopile algunas de las mejores cumbias rebajadas que sonaban en los sonideros entre 1962 y 1983, en un álbum que, casualidad o no, coincide en un momento en el que plataformas como TikTok están popularizando las “slowed versions” (es decir, versiones ralentizadas o… rebajadas) de conocidas canciones contemporáneas.
Canciones de proyectos muy conocidos por entonces como Junior y su Equipo, o hits que funcionan tanto en su versión acelerada como en la rebajada como “Paga la cuenta sinvergüenza”; piezas que imaginan una suerte de candombe-dub (“Infinito”); otras que se anticipan al sonido del 8bit (“La Borrachita”); otras que parecen un presagio de unos King Gizzard & the Lizard Wizard cumbieros (“Feito Parrandero”); otras que anticiparon el sonido de la cumbia villera, que guarda mucha conexión con la cumbia rebajada a nivel rítmico (“Bien bailadito”); u otras que resuenan casi como un western tropical (“El Chacarero”). La vida calmada es la vida mejor.
Alan Queipo.
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