De regreso al yo
Una charla con Martín Buscaglia acerca de su álbum Basta de Música, inspirado en el programa que hizo para Radio Gladys Palmera.
Tendríamos que viajar una década hacia el pasado si quisiéramos llegar hasta el último disco de canciones originales que Martín Buscaglia compuso en solitario. Después de hacer Temporada de Conejos, el uruguayo aprovechó para involucrarse en proyectos que lo alejaran de su yo: se mudó temporalmente a España, grabó álbumes a dúo con Kiko Veneno (El Pimiento Indomable, 2014) y con su compatriota Antolín (Experiencias Musicales, 2015), tocó con Julieta Venegas y Lisandro Aristimuño y hasta compuso música para obras de teatro, entre otras andanzas.
Pero estos diez años le sirvieron para entender que, por más de que uno intente, es imposible espantar al ego: Pero el ejercicio es interesante y uno vuelve renovado, reconoce Buscaglia por llamada telefónica desde Montevideo. En este caso, el regreso le hizo notar que partiendo desde la individualidad también se puede conectar con experiencias colectivas, como las que proponen las once canciones de su más reciente disco, Basta de Música.
El álbum amplía la idea que el cantautor esbozó en el libro Cancionistas del Río de la Plata, del periodista Martín Graziano (Gourmet Musical, 2011): … de todos los géneros mántricos me interesan los estados. La elevación, algo maravilloso que puede generar el arte en general, no sólo la música, le dijo.
En Basta de Música, el candombe, la psicodelia, el funk carioca o el reggaetón aparecen filtrados por la particular mirada de Buscaglia, que considera al arte un conector entre las personas y lo innominado, lo del más allá, según le explica ahora a Radio Gladys Palmera. El ser humano necesita de la celebración para conectar con lo divino, aunque sea la persona más escéptica, atea, inquisidora o cínica. No importa.
Su apología a la música de raíz no es en detrimento de las nuevas tecnologías de grabación. De hecho, el disco apela a un uso discrecional de los instrumentos, tan así que Buscaglia, reconocido guitarrista, solo se sienta al piano y recurre a las máquinas de ritmo para dotar a las canciones de un sentido minimalista: Primero tuve un intento fallido de querer utilizar la menor cantidad de elementos posibles. Lo quise grabar en ocho pistas y no pude, pero seguí traccionando en los arreglos. Les fui quitando cosas más que agregarles, explica.
Al uruguayo le obsesiona la influencia que la cultura digital está ejerciendo sobre la música, una inquietud que atraviesa al disco de manera subterránea. Según Buscaglia, los humanos son cada vez más maquinales, y las máquinas, cada vez más sensibles y salvajes: Con la voz ocurre lo mismo. Se imposta para que parezca procesada con auto-tune, aunque no se utilice el software. Es un caos fascinante. Me encanta el momento musical que está pasando: post rock and roll, post canción, post todo…
Buscaglia tiene la capacidad de incorporar estas herramientas a favor de una búsqueda personal, poniendo la mayor distancia posible con los clichés que rodean a los géneros. La idea de que menos es más, una constante de su obra, también surge a partir de su consciencia sobre el poderío de las palabras:
La suma de todas las herramientas que uno tenga y cuánto pueda uno manejarse con ellas ayuda a generar ese ectoplasma que no se puede atrapar nunca. Hay artistas que adoro, como Jorge Ben, y la mayoría de sus temas tienen los mismos tres acordes y las mismas veinte palabras. Puedes llegar al mismo lugar de intensidad con disciplina y corrección métrica y poética, y también por la fluidez y el torrente.
Recopilar todas las influencias de Buscaglia que se plasman en Basta de Música puede ser una tarea titánica. Hasta la carátula del disco -un cuadro del pintor español Luis Ricado Falero– tiene para él una conexión con dos portadas de álbumes uruguayos que idolatra: Mal Tiempo Sobre Alquimia, de Eduardo Mateo, y Sansueña, de Eduardo Darnauchans. Pienso que se armó un triángulo inesperado, y si mi disco llegara a tener algo del lirismo y la psicodelia que tienen esos dos, para mí sería el sumun, confiesa.
Sin embargo, a la hora de otorgar créditos de inspiración, Buscaglia recuerda La Casa del Transformador, el podcast que produjo durante dos años en Radio Gladys Palmera, donde pudo saciar, al menos por un rato, su incurable melomanía: Si escuchas los programas tendrás una pista de cómo voy creando el disco. Naturalmente se fue dando un énfasis isleño, en la música rota, desdentada, y todo eso quedó plasmado, reconoce.
Las primeras escuchas de Basta de Música producen esa incertidumbre típica de los álbumes que mejor maduran con los años. Este es el primer disco desde El Evangelio Según mi Jardinero que hago con la ambición de hacer un discazo, agrega Buscaglia, para arrojar más elementos a esta hipótesis cuya respuesta, como siempre, solo la tiene el paso del tiempo.