Forró, la fiesta que derivó en género musical
Música, acordeón y forma de vida. La cultura del forró marca a millones de personas en Brasil. Una especialista, Julia Torres, nos sumerge en el increíble mundo de un género cautivante.
A finales del 2021 el forró fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de Brasil por el Instituto Histórico y Artístico Nacional (IPHAN), tras diez años de la solicitud realizada por la Associação Cultural Balaio do Nordeste y el Fórum Forró de Raiz da Paraíba. Claro que, según afirma Joana Alves -presidenta y coordinadora de la asociación y fórum, respectivamente-, el próximo objetivo será lograr que el forró sea declarado Patrimonio Mundial de la Cultura en Brasil por la UNESCO. Dicho reconocimiento patrimonial sucedió cuatro días antes del Día del Forró, celebrado anualmente el 13 de diciembre, fecha elegida en alusión al nacimiento del mayor exponente del género musical, Luiz Gonzaga.
Las matrices tradicionales del forró (fiesta popular típica del norte y nordeste de Brasil) se convirtieron en patrimonio y la manifestación cultural fue considerada como “súper género”, ya que agrupa ritmos como el xaxado, baião, xamego, miudinho, coco, toada, quadrilha y el arrasta-pé.
¿De dónde viene el forró?
El término forró deriva de la palabra “forrobodó”, que según indica el Dicionário Aurélio da Língua Portuguesa significa “arrastre, juerga, burla, confusión, desorden”. El Dicionário Musical Brasileiro también recoge que el “forrobodó” es “lo mismo que baile, término empleado especialmente en el nordeste brasileño”. Esta acepción, a su vez, tiene algunos posibles orígenes: “farrobodó”, “farrundum” y el término procedente del gallego-portugués “forbodó” por el francés “fauxbourdon”. Para la Enciclopédia da Música Brasileira, el forró es la abreviatura de “forrobodó” y “forrobodança”, expresión usada comúnmente en la prensa de Pernambuco para designar el local donde tenía lugar un determinado baile popular.
La primera vez que apareció el vocablo “forrobodó” fue en una pequeña comedia de costumbres cariocas musicada por Chiquinha Gonzaga, una de las personalidades más importantes e influyentes de la música brasileña de finales del siglo XIX y comienzos del XX. La opereta Forrobodó se estrenó con gran éxito en 1912, alcanzando las 1.500 representaciones.
La palabra “forró” surge a comienzos del siglo XX, más concretamente en 1914, donde según la historiadora Maria Cecília Londres Fonseca, el término aparece en un periódico amazonense relacionado con seringueiros cearenses (recolectores de caucho del estado nordestino de Ceará) en sus actividades festivas. Y la primera vez que aparece en el título de una canción es en la composición Forró na roça, de Xerém y Manoel Queiroz, lanzada en compacto para el sello Victor (posteriormente RCA Victor y BMG) por la dupla cearense Xerém e Tapuia, el 2 de julio de 1937.
Existen también otras versiones sobre la procedencia del forró. Una de las más difundidas está basada en las fiestas de los estadounidenses de la Base Aérea de Natal durante la Segunda Guerra Mundial. Al parecer, se anunciaban como fiestas para todos, fiestas “for all”. La pronunciación de los lugareños acabó convirtiendo la expresión “for all” en “forró”. Pero, según otras versiones relativas a las palabras anglosajonas, las trasladan a los bailes que organizaban los ingenieros británicos de la empresa ferroviaria Great Western para los obreros durante los fines de semana. De todos modos, estas versiones tomaron fuerza cuando el cantautor Geraldo Azevedo junto a Capinam compusieron la canción For all para todos en 1983, donde hablan justamente sobre eso [O for all dos estrangeiros / para todos brasileiros / forró, forró, forró, forró].
Surge un nuevo género musical
La base musical del forró tradicional se compone de tres instrumentos: la sanfona de oito baixos (acordeón de ocho bajos), la zabumba (bombo) y el triângulo (triángulo). Si algo tienen estos instrumentos es su facilidad de transporte, lo cual ayudó a popularizar la música y el baile con apenas músicos; todo ello de bajo coste y, al mismo tiempo, daba a conocer al público los sonidos típicos del Nordeste. La combinación instrumental de acordeón, triángulo y bombo fue creada por el artista Luiz Gonzaga (1912-1989), responsable de la identidad sertaneja (campesino de la región del Nordeste de Brasil).
Luiz Gonzaga, natural de Exu (Pernambuco), desde pequeño acompañaba a su padre a todas las fiestas rurales de la región donde tocaban el acordeón. Pronto se independizaría del domicilio familiar para comenzar su carrera musical. De Fortaleza, pasa al sur de Minas Gerais para, finalmente, establecerse en Rio de Janeiro. Sería en esta última ciudad donde, gracias a sus participaciones en programas de talentos, conseguiría hacerse un hueco en las radios más importantes del país. A través de las ondas de la radio consigue divulgar imágenes rurales de un país marcado por la migración y el desarrollo económico y contribuyó a materializar la identidad nacional brasileña.
Si algo tenía de especial Luiz Gonzaga eran sus señas de identidad: su sonoridad representada por el acordeón de ocho bajos; su imagen usando sombrero de cuero y traje típico de los vaqueros de la región nordestina; y su vocabulario claramente regional contando largas historias sobre las costumbres del sertão (región árida del Nordeste de Brasil). Como bien afirma el cantante y compositor Sergival Silva, la imagen del nordestino proyectada a través de su figura constituyeron la gran contribución de Luiz Gonzaga para popularizar el Nordeste como un todo en el país.
En 1949, Luiz Gonzaga junto a su amigo Zé Dantas compusieron la canción Forró de Mané Vito. No sólo obtuvo mucho éxito con el tema, sino que comenzaría con ello el surgimiento de un nuevo género musical llamado forró. Pocos años después, el genial artista Jackson do Pandeiro (1919-1982) grabaría Forró em limoeiro, compuesta por Edgar Ferreira. Jackson, conocido también como el “rey del ritmo”, ayudó a la popularización del forró con éxitos como Sebastiana (Rosil Cavalcanti), A mulher do Aníbal (Genival Macedo y Nestor de Paula) o Um a um (Edgar Ferreira), entre otros.
A pesar de la popularidad alcanzada con los éxitos de estos dos grandes iconos del forró, lo que realmente contribuyó a la expansión del estilo por todo Brasil fue la migración del Nordeste a otros estados del país, sobre todo a partir de los años 50 coincidiendo con la construcción de la actual capital, Brasilia, o el crecimiento masivo de ciudades como São Paulo o Rio de Janeiro.
Modernización del forró
Sería en los años 70 cuando el forró ganaría nuevos adeptos provenientes, en gran parte, de estudiantes universitarios. Comenzaron a crearse las llamadas “Casas de forró”, locales de diversión de los migrantes nordestinos, siendo frecuentadas por trabajadores de la construcción, empleadas del hogar y algunos nostálgicos de los ritmos regionales de clase media. Esas Casas de Forró en ciudades como Rio, São Paulo, Natal o Recife, pasaron a ser cada vez más visitadas por defensores de la música popular brasileña, despertando así el interés de la juventud universitaria que disfrutaba en ese ambiente festivo y barato al mismo tiempo.
En la primera fase de modernización, también conocido como “forró universitário”, destacaron artistas como Dominguinhos, Marinês e Sua Gente, Genival Lacerda, Trio Nordestino, Alceu Valença o Zé Ramalho, entre otros. Muchos de ellos fueron introduciendo instrumentos eléctricos como la guitarra, el bajo o los teclados y otros instrumentos como el saxofón y la batería, además de usar los ya tradicionales del forró. De entre todos esos artistas, uno de los que más destacaron fue el acordeonista Dominguinhos (1941-2013), que supo conjugar lo tradicional con la nueva tendencia de la época. En una entrevista reconocía que era “músico nocturno”: El músico de noche aprende muchas cosas y a tocar en todos los idiomas. Yo fui de esos músicos que, además de tocar con Luiz Gonzaga, al que nunca abandoné, tocaba moderno, tocaba acompañando a todo el mundo. Fue ahí donde conocí a Sivuca y Chiquinho do Acordeom. Estos cambios supondrían otra representación del concepto del Nordeste. La región dejaría de ser un lugar mítico, rural y heredero de valores del catolicismo popular a convertirse en un Nordeste urbano y cosmopolita.
Durante los años 80, el forró -como tantos otros estilos tradicionales en Brasil- pasaron a un segundo plano a causa del boom del rock brasileño. De todos modos, hubo excepciones como la fusión del baião y el rock a cargo de Raul Seixas, quien acabó denominando el experimento como “baioque” (unión del término baião y la pronunciación de la palabra rock en portugués, roque).
Todo cambiaría en la década de los 90, donde el forró conoce un nuevo periodo de expansión. Para conseguir que el forró atrajera la atención del público, recurrieron a una nueva fórmula basada en sonido más electrónico (llamado “forró eletrônico”), con la práctica eliminación de la marcación rítmica del bombo y del triángulo. A comienzos de la década surge la banda Mastruz com Leite, organizada por el empresario Emanoel Gurgel, quien pretendía dar un giro del estilo tradicional a un género más moderno. Para ello instauró una mezcla de elementos del forró con reggae, rock, jazz, salsa, entre otros géneros. Este resurgimiento haría ganar aún más adeptos universitarios, conociéndose esa época como una nueva etapa de “forró universitário”. Pionero en esa fase fue el grupo Trio Virgulino, quienes realizaban conciertos para universitarios. Otros grupos importantes de este movimiento fueron Falamansa, Circuladô de Fulô o Rastapé, y permitió el regreso de algunos artistas retirados como, por ejemplo, el Trio Nordestino.
Otro factor importante en la expansión del “nuevo” forró fue la película Eu, tu, eles, que contó con la banda sonora de Gilberto Gil. Para musicalizar la filmación, Gil creó una sonoridad regional proveniente del pandeiro, marimbau, guitarra, viola de 12 cuerdas y del triángulo, entre otros instrumentos. La canción que más destacó de esa obra fue, sin duda, Esperando na janela, compuesta por Targino Gondim y Raimundinho do Acordeon. Gracias a esa canción, el pernambucano Targino fue reconocido como uno de los divulgadores del forró y la preservación del acordeón en Brasil. La película, dirigida por Andrucha Waddington, fue nominada a los premios Oscar como “mejor película extranjera” en el 2001.
La fiesta continúa
Durante el mes de junio se celebran anualmente fiestas regionales en ciudades nordestinas como Recife, Caruaru y Campina Grande, en la que impera el forró. A lo largo de los treinta días que dura el mes, se combinan un sinfín de actuaciones musicales, encuentros gastronómicos y diversas fiestas que cada año aumenta en visitantes. A ese encuentro se le conoce como “festa junina”.
Para hablar de los orígenes de esta fiesta nos remontamos al siglo XVI. La fiesta fue introducida en Brasil (especialmente en el Nordeste) por los colonizadores portugueses. Inicialmente la fiesta tenía una connotación meramente religiosa y era realizada en homenaje a São João, Santo Antônio y São Pedro, cuyas festividades coincidían todas en el mes de junio. Posteriormente, acabó siendo una mezcla de la herencia colonizadora europea con la cultura negra e indígena. Este evento, en sus orígenes, era conocido como “festa joanina” -en honor a São João-, pero con el tiempo cambió de nombre a “festa junina” en alusión al mes en el que desarrolla: junio.
La mayor “festa junina” del país tiene lugar en Campina Grande, en el estado de Paraíba, donde se congregan cada año millones de personas y se convierte en un acontecimiento imprescindible para todo amante de la cultura tradicional nordestina.
Forró en la actualidad
Existe un cambio muy significativo entre el forró tradicional y el forró en la actualidad. Lo que comenzó siendo un estilo musical aferrado a una zona rural desfavorecida, donde se narraba la pobreza, la nostalgia de los migrantes y las temáticas sertanejas a través de instrumentos básicos como el acordeón, el bombo y el triángulo, ha pasado a ser sustituida hoy en día por escenarios grandiosos, luces, electrónica y fusión de estilos que distan mucho del forró original. Grupos como Calcinha Preta, Limão com Mel, Magníficos o Aviões do Forró fueron pioneros en presentar espectáculos con gran número de cantantes y bailarines, con coreografías sensuales y grandes presentaciones visuales.
Como sucede en varios estilos, siempre hay quien está a favor de nuevas sonoridades y quien considera que la tradición no debe ser apenas modificada. Esta diversidad de opiniones tanto por parte de músicos, críticos y público constata que el forró es un género que se ha ido adaptando a las tendencias del momento.
De todos modos, si quisiéramos resumir la trayectoria del forró de una forma concisa, podemos recordar las palabras del músico Walmyr Castro donde asegura que la palabra es de Xerém, el ritmo de Luiz Gonzaga y el bien cultural (Patrimonio Intelectual e Inmaterial) es del pueblo brasileño.