El Gato Negro (foto: Elliot Broue).

Te descubrimos los entresijos del nuevo largo del músico francés, más bien trotamundos -las fronteras dejaron de tener sentido para él hace mucho tiempo, explora el planeta desde que tiene uso de razón- El Gato Negro (Axel Matrod).

Tigre qui pleure ha sido publicado recientemente, un disco donde el músico ha recalado en Dakar (Senegal) y donde cuenta con una combinación de músicos de África Occidental y Cuba, además de arreglos electrónicos, jazzies y latinos. Balafón senegalés, flauta de millo colombiana, sintetizadores, beats y letras en francés, español y wólof, también.

RGP: ¿Cómo acabaste en Dakar para la elaboración de tu nuevo LP ‘Tigre qui pleure’?  ¿Mero instinto aventurero, pasión por la historia y músicos de allí?

EGN: La historia de como llegue a Dakar para grabar es larga y sinuosa (risas). Tanto yo como mi amigo y productor GUTSqueríamos grabar la mitad del disco en Cuba y la otra mitad en Mali. Una idea que pintaba ser una especie de sueño. Logramos llegar a la Habana, pero la pandemia nos puso muchísimas barreras, por lo nos vimos obligados a dar marcha atrás. A su vez, los conflictos políticos en Mali se calentaron una barbaridad. Después de muchas reflexiones decidimos establecer nuestra base en Senegal, lugar donde GUTS tenía ya contactos, así que nos trajimos a Dakar a los músicos de Mali, que también de Cuba, Francia y de muchos países más.

RGP: ¿Cuán distinto sería el nuevo disco comparado con el anterior Cumbia Libre

EGN: El nuevo disco es completamente distinto de Cumbia Libre. Primero, porque me puse a componer y a cantar en francés con temáticas mucho más introspectivas. Luego porque he viajado muchísimo por el África Occidental durante estos últimos cinco años. Los ritmos y las melodías mandingas han marcado mi música para siempre.

En la manera de producir todo ha sido muy nuevo también. Me han echado un cable dos beatmakers (Izem & Samba de La Muerte) por lo que he trabajado de forma un poco más electrónica dejando entrar sintetizadores, MPC y “samples” repetitivos. Estas muestras, grabaciones propias realizadas en Dakar, en casa y en otros viajes.

RGP: ¿Cómo definirías tu entreno entre instrumentación tradicional y cualquier otra herramienta digital?

EGN: Intento encontrar un equilibrio entre las músicas de raíz y las músicas actuales. Paso mucho tiempo en los lugares donde viajo para intentar entender la cultura del lugar y su gente. El apartado electrónico lo utilizo justo como dices, como una herramienta. Una con la que puedo ampliar la fuerza de las melodías y los ritmos orgánicos. 

RGP: ¿Hasta qué punto es enriquecedor reunirse, tocar y grabar con otros músicos? ¿Quiénes exactamente participaron en el LP Tigre qui pleure?

EGN: Para mí la música es crear experiencias, historias, momentos y encuentros, tocar y grabar con otros músicos es aprender un poco de cada uno. Cada uno lleva en sí un poco de su historia. La mera reunión de viajeros, músicos, es una forma de captar momentos mágicos, efímeros de la vida de cada uno. Se aprende mucho tocando con los demás, en este caso se sumaron más de treinta almas para que mi “Tigre” caminase.

RGP: ¿Algún músico en particular, y no tiene por qué ser de este último trabajo, con el que hayas colaborado y te dejase muy impresionado?

EGN: Alguien que me impresiona por su técnica y su simplicidad es el baterista Cyril Atef, me divierto mucho con él y aprendo un montón siempre. Es el más loco y más psicodélico que conozco ¡y todo sin beber una gota de alcohol!, ni fumar ni nada. ¡Es un buen ejemplo de locura sana!

RGP: Como bien sabrás, los ritmos que tocan las charangas y los conjuntos de son cubano ocupan las estanterías de coleccionistas y amantes de la música en Senegal… El Gato Negro incluso va un paso más adelante, fusionándolos de manera sublime.

EGN: Bueno, en su momento ya me quedé prendado por Latinoamérica. Su folklore, su música y su gente. A lo largo de los años me di cuenta que lo que más me animaba en la música latina era su parte negra, la herencia del continente africano, es por eso que comencé a viajar por allá para intentar comprender las raíces de la música afro-latina. En este disco me propuse el reto de reunir estos dos continentes hermanos para contar mis propias historias.

RGP: Dakar es una ciudad en la que la música también se desarrolla en diferentes clubes nocturnos como Le Miami, Sahel o en el Baobab ¿los conoces? ¿Qué otros enclaves músico-culturales destacarías de Dakar?

EGN: Dakar de día y Dakar de noche, dos mundos. Soy amante de las noches de Dakar. Amo las party Electrafrique para bailar; las jam del Pieds tanqués para tocar de manera improvisada, y también para conocer otros artistas; el espacio Trames y su techo terraza donde se entremezclan las artes, y los sound system de temática reggae en la playa, allí uno parece estar en la Jamaica de los años 80 (risas).

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