Primero, conquistaremos Manhattan…
...después conquistaremos El Berlín (variaciones sobre un tema de Leonard Cohen)
El Joe’s es uno de los seis espacios de The Public Theather, un edificio de 1881 que albergó la New York Public Library, una biblioteca reconvertida en teatro en 1967. Ilustres estrellas como Amy Winehouse o Adele debutaron en Nueva York en el Joe’s Pub o gente ligada a la ciudad como David Byrne o Leonard Cohen. Han pasado amigos como Rycardo Moreno o Antonio Lizana.
La comparación con el Café Berlín madrileño tiene sentido por que Naike y Paquete son estrellas de las reuniones flamencas del Berlín. Paquete es uno de los grandes guitarristas de nuestro país, hijo del cantaor Ramón el Portugués y criado en la música por Enrique Morente que lo reclutó cuando apenas tenía 14 años. “Enrique era vecino nuestro en la casa que compró mi padre con los dineros que ganó en Japón a mediados de los años sesenta; en esa época mi padre cantaba con el ballet nacional” me cuenta cuando despegamos de Madrid. De pequeño, Paquete conoció y viajó con los grandes de la generación anterior a Camarón y Paco. Es decir conoció a gente como Rafael Romero El Gallina o el patriarca de la familia, el simpar Porrina de Badajoz, el indiscutible rey del clan de los Porrina.
DE CAJÓN
Paquete está mosqueado por el repentino subidón de Niño de Elche, ni le gusta ni lo entiende. Hasta ahí bien (yo no entiendo ni a Pitingo ni a Raphael) pero se enciende cuando recuerda que lo andan comparando (al de Elche) con Enrique Morente y el Omega y eso sí que no. Y me dice:
– ¡Cómo sois los periodistas!
– Ehhh, no generalices que yo no voy diciendo: ¡cómo sois los guitarristas gitanos! A cada uno lo suyo.
– Es que antes en el flamenco se creaba jurisprudencia, como en la justicia, y eso ya no funciona así.
Las opiniones de Paquete las entiendo, como entiendo a los que eran incapaces de entender al Camarón de la “leyenda”, a Morente y a todos y cada uno de los que cambiaron la historia del flamenco. Como entiendo a los que no les gustaban grupos como Ketama y la Barbería del Sur.
Paquete fue uno de los fundadores de la Barbería del Sur, uno de los grupos de los “jóvenes flamencos” que renovaron el panorama a principios de los noventa siguiendo la estela de Pata Negra y Ketama. Muchos flamencos dijeron que “aquello” no era flamenco, más o menos lo que le venían diciendo a Morente cada vez que se salía del tiesto.
– “Los flamencólicos han hecho mucho daño”, he escuchado decir muchas veces en el ambiente “renovador”. A mí nadie me ha pegado, ni me ha hecho daño nadie. Luego descubrí que en el flamenco hay familias, afinidades, gustos, que la feria va por barrios, que Camarón era más de Caracol que de Mairena y que, a Menese no le gustaba Morente desde el año 1965 y se murió sin cambiar de opinión.
“Cuando la discográfica RCA contrató a Menese, Hispavox buscó a un cantaor comprometido de izquierdas.” La confidencia es de José Luis de Carlos y así fue como Enrique Morente comenzó a grabar, era la competencia de Menese. Ambos llegaron a las universidades por caminos separados.
TIEMPO MUERTO
La discusión con Paquete se ha interrumpido. Embarcamos con destino Nueva York, llegamos con un día de retraso. El día anterior se había anunciado tormenta de nieve sobre la Gran Manzana. Se suspenden los colegios y los vuelos. Aprovecho para entrevistar a Paquete en el avión, le digo que vamos justos de hora, lo sabe. “Están Kiki Morente y Josemi Carmona que nos van a echar un capote… Y si no llegamos nos hacen sitio otro día.”
Entrevisto a Naike, me cuenta que a los 14 años se hizo una tarjeta que proclamaba: “Naike Ponce. Bailaora, aficionada al cante”. En casa, su madre luce oído absoluto pero se dedica a coser. Naike recorre las academias y se va a Granada, un día vuelve a casa con el pelo alborotado, a la jamaicana. Sin problemas con la madre ¿y el padre?
– Me dijo: “si no lo haces ahora ¿cuando lo vas a hacer?”
A Naike la conocí en la jam del café Berlin (es con Carmen Linares, la artista que más conciertos escucha). Inconfundible en el peinado, lo es también en la voz, tiene un eco antiguo: “me gustan la Piriñaca, Fernanda, Pastora [La Niña de los Peines] …” y un largo etcétera donde abundan las mujeres. Ofrece cursos de voz para cantar flamenco y para sanar. “A mí me gusta enseñar”, la creo.
Aterrizamos en el JFK, pasamos la frontera justo en el momento en que debe comenzar el concierto. Miguel Marín, el director del festival sale a escenario a explicar que los artistas vienen de camino. Acabamos de subir al coche y al rato escuchamos su voz, “todo va bien” dice. Silencio. Naike y Paquete entran en un trance, van a tocar en Nueva York, sin prueba de sonido, sin tiempo de pensar y, casi, sin tiempo de cambiarse de ropa. Dejamos las maletas en los camerinos y me encuentro a Kiki Morente fumando un cigarrillo, me cuenta que ha estado con Pepe Habichuela en Chicago y que se fueron a escuchar blues ¿y Josemi? Le veo aparecer con Carmen Linares, el capote ha sido de altura.
En menos de diez minutos Paquete, el contrabajista cubano Yelsy Heredia y el percusionista José Suárez están tocando en el escenario. Tensión. En unos segundos aparecen los zapatos rojos de Naike. Cuando bajaron del coche aún no habían pactado el repertorio; suenan las canciones del disco “con nombre de mujer” : una de Carlos Cano, otra de Police, Roxanne se ha vuelto flamenca y vemos la sonrisa de Paquete que se iguala con la de Yelsy. “Hemos preparado una canción para este concierto” dice Naike que pasa de intentar hablar en inglés.
“Primero conquistaremos Manhattan/ después conquistaremos Berlín” entona y las palabras de Cohen adquieren sentido. Lorca, el omega de Morente y ahora Naike y Paquete. Me contaba Juan Verdú que Lou Reed se pilló un cabreo de cuidado cuando escuchó en Nueva York, las canciones de Cohen convertidas en el Omega pensaba que sus canciones eran más flamencas. Reed asistió con Laurie Anderson, que este año ha ido a ver a Niño de Elche. Soy más de Laurie que de Reed ¿Qué es más macho? ¿Melocotón o cuchillo?
“Me condenaron a veinte años de hastío
por intentar cambiar el sistema desde dentro.
Ahora vengo a desquitarme,
primero conquistaremos Manhattan…”
La versión es fabulosa y tiene que ver, claro, con el viaje que nos hemos metido. Miro la foto de Leonard Cohen pegada a la pared y me está sonriendo.