Sobrevolando la esperanza
Nos sentamos a escudriñar las motivaciones detrás de Cultura Profética, la banda más importante del reggae en español.
Vivir no es que sea más fácil cada día, ¿no? Te levantas, revisas tus redes y en 15 minutos estás saturado de una realidad que te sobrepasa y te pisotea. Prendes el radio y la situación no está mejor. Sales a la calle y es como que todo el tiempo estás intranquilo, como que el caos está latente y va a explotar en cualquier momento. De alguna manera el trabajo te abstrae, pero vuelves a casa y tratas de pensar que todo va a mejorar eventualmente. Sin embargo, te levantas de nuevo derrotado porque vivir no es que sea más fácil cada día, ¿no?
Willy Rodríguez, vocalista de Cultura Profética, describe este sentimiento como el trago amargo de la vida, un trago que fue fundamental para inspirar parte del discurso de Sobrevolando, el primer álbum de la banda boricua en nueve largos años.
Hay quienes hablan de este como el regreso de la banda, pero nunca se fueron, ni se separaron. Otros celebran que se haya acabado su silencio, pero en todo este tiempo, sus golpes fueron pocos, aunque contundentes. Desde la publicación de La Dulzura en 2010, Cultura Profética ha vivido quizás sus años de alcance masivo, manteniéndose como una banda independiente. Su lado menos contestatario y más íntimo logró posicionarlos en la escena latinoamericana ya no sólo como la mejor banda de reggae en español, sino como uno de los actos alternativos cuya “fanaticada” respondía con un sold out a la mayoría de sus conciertos.
Yo con La Dulzura quise, aparte de documentar ese lado lindo, proponer otra manera de hablar de estos temas, tratando de que la gente se identificara con sus sentimientos para entonces tirar la información y que estuvieran más abiertos para escucharla, me dice la voz tranquila de Willy al otro lado del teléfono. El discurso crítico de la banda se fue adecuando a los espacios en tarima frente a cientos de personas y las coyunturas del momento. En 2014 sacaron Saca, Prende y Sorprende, en medio de la discusión sobre la legalización de la marihuana, y de alguna manera este se convirtió en un himno de la causa en ciertos sectores. En 2015 publicaron Le Da Igual, que vino de la mano de la situación política de Venezuela y de Argentina y de la situación económica de Puerto Rico, y desde ahí ha sido voz de muchas protestas en varios países, cuenta Willy. Después vendría la celebración de dos décadas de historia y con esto Música Sin Tiempo en 2017, y para 2018, con Llevarte Allí, empezó a abrirse la puerta de construir y entregar un nuevo disco a esa “fanaticada” que lo pedía a gritos.
Y entre todo esto el tiempo se desdobló de una manera en la cual no estábamos siendo tan asertivos en el lado de la producción. Vivimos cosas tanto personales como en la banda que nos atrasaron, pero también necesitábamos darle prioridad en estos años a la familia, a nuestros hijos, asegura Willy, como quien se excusa con aquellos que exigían más música nueva de la banda.
Después de haber vivido la dulzura, hacía falta también documentar ese trago amargo de la vida.
Redunda el dolor de estar vivos en este momento. Y si hay una banda cuya discografía sea un reflejo de su época, esa banda es Cultura Profética. Desde 1996 su música se ha planteado como una voz que se alza potente para denunciar, criticar y resistir, pero sobretodo para dejar un registro histórico de su sentir. Sobrevolando, claro, no es la excepción. A lo largo de sus 15 canciones oscila entre la frustración y la esperanza, es oscuro e introspectivo pero también alivianador de la existencia.
Cada canción se alimenta de una de estas dos concepciones. Willy comenta, por ejemplo, que aunque hay temas que se proponen como canciones de amor, igual redunda algo de amargura, como un sentimiento de sentirse rendido. Canciones como Viértele Flor, Historia del Beso, Creo en tu Carne, son evidencias de cómo en medio de la amargura el amor es eso que estabiliza, esa compañía que alivia. Otros como Ten Valor, comenta Willy, le da esa idea de sobrevolar todos los problemas y para mí de eso se trata el título del álbum, aunque en el tema homónimo aborda una realidad específica sobre la lucha de Puerto Rico que también se puede asimilar a la lucha en otros países como ahora Chile, Venezuela, Bolivia y cada país que ha estado pasando por momentos así.
Cuando en Sobrevolando Cultura Profética dice Yo mismo estaba incrédulo, algo aprensivo, creí la lucha ya era un vestigio de ayer y en La Fibra Humana cantan Vaya crueldad de tiempo nos ha tocado vivir, veo pesadillas despierto, sólo quiero salir, nubes del nuevo orden se ven venir. A dividirnos, confrontarnos, dominarnos así, la sensación que queda es de desazón, con una actitud un poco derrotista frente a la realidad. Le pregunto a Willy en qué momento en los últimos nueve años empezó a convivir con la frustración, y su respuesta es una pausa larga, como si nos estuviera situando a ambos en un lugar específico en este flashback. Fue incluso antes de estos nueve años, porque el hecho de lanzar La Dulzura tuvo que ver un poco con eso, con querer documentar el lado lindo también, porque me daba cuenta que por más que dijera tanta cosa, no hacía tanta diferencia, responde finalmente. Su desilusión es algo que lo ha acompañado por años. Vivir “en el estanque colonial” viendo que los mismos temas seguían redundando, que históricamente no había cambiado nada, y donde cualquier tema de su disco Canción de Alerta, caía como anillo al dedo, aún muchos años después.
Y ante la frustración, la respuesta fue un nuevo disco, uno que documentara sus percepciones y la manera en la que se enfrentan a la vida hoy. Siento que después de vivir la revolución del verano, como la hemos llamado, tuve una idea y se me refrescó la fe, porque vi a todo un país unirse por una razón real y pararse ante los verdugos y exigir hasta el punto de poder sacar a un Gobernador (…) ese ejemplo nos dejó ver que sí tenemos poder y que sí hay maneras de unir al pueblo y de lograr cambios.
Hay una frase que dice que No toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido, y en estos nueve años de canciones que no eran discos, el afán de sus fans casi que exigía escuchar una descarga de temas nuevos que hicieran lo mismo que toda su discografía previa logró: dejar una radiografía de las luchas boricuas, levantar la voz y dejar claro que había una banda narrando esa historia. Pero no todo en esta espera fue en vano, las tarimas de todo el mundo se convirtieron en espacios de difusión de ese mensaje, tan necesario en tiempos en los que pareciera que el caos, el miedo y la incertidumbre se están tomando el mundo y por esto mismo hacía falta tomarse el tiempo para procesarlo todo antes de entregar un disco nuevo. En este momento, cuando ya Sobrevolando ha entrado en los oídos de cientos de miles de latinoamericanos, Willy sabe que la motivación es clara, es seguir dejando canciones que trasciendan, seguir dándole voz a cierta gente que no tiene voz. Celebrar estas nuevas luchas que despiertan en toda Latinoamérica y seguir celebrando la música.
Este disco es, de alguna manera la unión simbólica de canciones que desatan un suero de esperanza abordando la necesidad de enfrentarse a la cotidianidad actual de una manera punzante y reflexiva, donde el discurso atraviesa un llamado al despertar, limpiar la casa y recoger fuerzas para activar la voz en un momento en el cual el mundo se sume cada vez en un caos que parece sumergirnos en la frustración. Pero también es un trabajo que cuenta con la madurez y la sabiduría que solo da el tiempo, la sensibilidad que motiva la familia, la consciencia del mundo que le va a quedar a las nuevas generaciones. Es una reconciliación con el discurso rebelde y contestatario de sus inicios, alzando la voz de lo que sucede en la isla y llevándolo a los oídos del mundo, y al mismo tiempo es la consolidación de su lado más emocional e íntimo, donde el amor es esa fuerza necesaria para abstraerse de la realidad y sobrellevarla. Sobrevolando es un disco genuino que huye a la norma establecida y donde la frase quien se conforma no es libre que aparece en ¿Qué va? suena como un mandamiento inspiracional que no sólo empata con el espíritu de las letras, sino que se ve reflejado en el sonido de la banda y su incansable exploración de ritmos como el bolero, el jazz, el funk, la timba e incluso el trap, sin ninguna excusa comercial, sino como una muestra de su creatividad inagotable. Este, su primer disco en casi una década, es la voz y la hoja de ruta que marca el presente y advierte el futuro.
Odio perder la fe en la humanidad.
Más allá del disco hay unos pensamientos latentes y reflexivos en medio del discurso de la banda. Willy Rodríguez, su vocalista, mientras charlamos, suele entrar también en ciertas atmósferas desde las cuáles habla de las movilizaciones sociales en latinoamérica, el ego, el dolor y la esperanza.
Dice, por ejemplo, que la canción Sobrevolando es en realidad una analogía sobre la gente que lucha y resiste en Puerto Rico. Habla del pitirre, que es un pájaro muy pequeño que se eleva por encima del guaraguao, una especie de ave de rapiña que caza cerca del área del pitirre. Entonces para proteger su nido se eleva por encima de esta ave que es mucho más grande que él y se lanza con su pico a atacarlo sin miedo. Entonces para la lucha de Puerto Rico esto es una analogía que simboliza al puertoriqueño que lucha ante el imperio de los americanos que es gigante.
Habla, por ejemplo, de cómo en una lectura de caracoles la envidia estaba desestabilizando su vida al punto que parecía como que le hubieran hecho algo, pero su reflexión final es sobre el ego y cómo hoy día la vida se basa demasiado en eso y eso está destruyéndonos como gente, como comunidad, porque todo el mundo está halando para su lado y yo que soy un apersona bien sensible. A mí esas cosas me afectan mucho, el vivirlas y verlas de lejos me afectan mucho, porque odio perder la fe en la humanidad.
Nuestra conversación se aleja por momentos de la música y entonces lo interesante de un tema como las cientos de fechas que han tenido alrededor del mundo desatan otra conversación y esa visión de cómo al ser latinoamericanos nos encontramos en medio de unas coyunturas que tienen al mundo en una gran protesta social desde distintos sentires y afanes. Le pregunto por la lectura de mundo que le queda de casi una década de ires y venires y me dice —entre otras muchas cosas— que este despertar de la gente es muy único y muy necesario, estamos viendo que cada vez los jóvenes tienen más acceso a información aunque igual esa información está siendo borrada y tratan de desmentirla. Tanto Facebook como Google tienen un control increíble de la información, pero aún así se está reeducando e informando por su cuenta (…) siento que hay algo de esperanza en el hecho de que la gente esté dudando, de la duda nace todo el conocimiento así que es bonito ver que sí, que hay duda en el ambiente y que hay ganas de actuar y de cambiar las cosas. Latinoamérica se está levantando y está exigiendo, hay gente en la calle, creo que existe la razón para pensar que la humanidad se está devolviendo a las personas. Yo voy a seguir haciendo canciones que aborden eso y siento que con el tiempo, esa frustración que tenía se ha curado un poco al ver que muchas de estas nuevas generaciones crecieron escuchando nuestra música y que aportamos alguito en su desarrollo intelectual y en el desarrollo de la duda.
Y en medio de todo el panorama frustrante de vivir en constante desasosiego, calma su sed en esas aguas agitadas y se refiere a esto como que lo bueno de todo es que el dolor hace la más linda música. Las canciones más sentidas y más elaboradas han nacido del dolor y así con el arte en general. Es bonito, que por lo menos uno pueda traducir todo el dolor en arte y de cierta manera curarse y así también curar a quien lo escucha porque no se siente solo, porque encuentra palabras para ver donde desembocar todos esos sentimientos y encuentra apoyo en eso. De cierta manera yo siento que este disco es un poco como un psicólogo, un amigo que te quiere escuchar y dejar saber que no estás solo.
Antes de colgar la llamada y volver a los afanes de la cotidianidad, hablamos de este punto de la vida en la que, visto en retrospectiva, los discursos de su banda siguen más vigentes que nunca y de cómo mantener la esperanza de hacer música que al escucharla dentro de 20 años, no siga narrando los mismos problemas. Su mensaje sale claro y sin titubeos: Yo espero que siga siendo vigente, pero que no estemos viviendo los mismos problemas. Y digo vigente en el sentido que siga siendo un apoyo para personas que padecen y que la gente no se sienta sola. Que se sepa que en este punto se dijo todo esto y propulsaron ciertos cambios. Este disco definitivamente se hizo con toda esta intención, pero sí, tengo esperanza de que las cosas cambien para mejor.