Exótica: the art of tiki
Una galería del arte de hacer carátulas mirando hacia los mares del sur.
Tiki es el tótem de la Polinesia, aquella figura tallada o pintada en madera que representa una deidad y simboliza un ritual. Pues bien, esta forma tan popular se reflejó en las carátulas de discos de los años 50 y 60, y dio pie a la llamada Música Exótica. Títulos como voodoo, ritual, tabú, jungle, tambó, Rapanui o Savage, son elocuentes demostraciones de su idea de forma y contenido.
En la música fue una de las grandes pasiones de músicos como Les Baxter durante sus años en Capitol Records a mediados de los años 50. La música de Baxter, una ambientación de obras sinfónicas con mucha percusión, permitió el advenimiento de las bandas sonoras del cine de aventuras. Personajes como Kaliman, Arandú, Sandokan o Allan Quatermain hicieron parte de la vida cotidiana, al igual que lejanos lugares como los Mares del Sur, la Melanesia o Tombuctú.
En cuanto al arte gráfico, el boom por las formas, texturas y colores propios de la cultura de la Polinesia surgió en Estados Unidos hacia los años 30. Fue su primera moda, que renacería tras la Segunda Guerra Mundial y volvería otra vez con fuerza tras la irrupción de Basquiat en el arte americano y el apogeo del lounge electrónico en la música.
Colección Gladys Palmera guarda con mimo las carátulas de este arte fantástico, a veces tipo bodegón, a veces tipo cómic, a veces tipo safari, de Tito Puente, Mongo Santamaría, Pérez Prado, Eddie Cano, Carlos Vidal, Martin Denny, Les Baxter, Arthur Lyman, Stanley Black, Modesto Durán, Maya Angelou, Jean de Vres o Yma Sumac.
Los libros de Francesco Adinolfi (Mondo Exotica) o de Sven Kristen & Otto von Stroheim (The Art of Tiki), dan cuenta de esta tendencia.
"Desde el instante en el que al hombre le interesa conquistar nuevos mundos y tiene a su disposición barcos para cruzar mares y océanos, no dudó en llenar esos barcos de seres humanos para conquistar nuevas tierras y colonizarlas. Durante ese largo y fructífero periodo de tiempo se cometieron muchas barbaridades, pero algo bueno sucedió de todo aquello, se fueron sembrando semillas multiculturales y multirraciales, entre ellas como no pudo ser de otro modo estaba la música. Esos ritmos llegados desde tierras como África se instalaron a lo largo de los años en Haití, Colombia, Perú, Puerto Rico, Nueva Orleans, Brasil... y se fueron transformando en otros nuevos ritmos que llenaron y transformaron el mapa musical mundial en un crisol de colores, pasión y en muchos casos esperanza".
Dj Corto Maltés es compilador, coleccionista y dj asentado en Madrid.