Empezó a cantar desde que era una cría pero fue su encuentro con Negro Jari lo que la convenció para probar suerte en la música desde una perspectiva profesional. De origen senegalés, este sevillano de 30 y pico lleva ya un buen tiempo sacando adelante proyectos desde la periferia. Su historia habla de superación personal: tras una adolescencia problemática ha impulsado una escena donde aparecen nombres como La Húngara (figura recuperada hace unos días por C. Tangana), Moncho Chavea y Omar Montes.
‘Caracas’ es el desembarco de ambos en las grandes ligas, un debut que cuenta con un buen puñado de himnos para la juventud que reivindica a Camela, escucha a Niña Pastori y por las noches (cuando se podía) baila trap y reggaetón. Ese es ahora el público de La Cebolla pero quizá pronto se le quede pequeño: pese a su juventud esta artista aspira a hacer grandes cosas en la música. Vale la pena seguirle la pista.
José Fajardo
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