En el caso de esta artista de madre puertorriqueña y padre cubano, que pasó por la prestigiosa Berklee College of Music de Boston y siempre ha tenido una mirada adelantada a su tiempo, su música no es más que la herramienta que usa para expresar todo ese cóctel de influencias tan variadas que habitan dentro de ella: los clásicos de la salsa como Héctor Lavoe, conjuntos de música tradicional como Los Muñequitos de Matanzas, productores de vanguardia como el canario El Guincho, electrónica experimental con alma nu-jazz, r&b futurista, hip hop combativo…
Este disco llega tras un parón creativo y un bache emocional: un curandero le advirtió de que sufría una “pérdida de espíritu”. Conectada con los ritos de la santería y con una visión espiritual de la realidad, Xenia Rubinos decidió frenar la velocidad absurda a la que nos obliga el turbo capitalismo y fue tejiendo estas canciones donde (re)conecta con sus orígenes, con el idioma del español que usaba de pequeña en casa. De paso, deja un buen puñado de canciones memorables, tan originales como siempre ha sido su obra.
José Fajardo.
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