Marginado por la cultura oficial del régimen (que todavía hoy considera a los artistas urbanos “subversivos”) pero admirado por las nuevas generaciones (cualquier chaval menor de 30 años en la isla ha escuchado sus canciones, ya sea a través del Paquete Semanal o en las redes sociales), El Dany (junto a Yomil) logró conectar a la población cubana con el exilio de Miami. Allá ofrecieron una actuación exclusiva en 2017 con todos los tics de las grandes estrellas de la industria.
Este disco tiene un sabor extraño: concebido como un all stars de la escena contemporánea del reggaetón en Cuba (influida por los sonidos comerciales de fuera pero con su propia idiosincrasia gracias a la recuperación de los ritmos autóctonos y una forma de cantar diferente, muy apegada al lenguaje de los barrios) tras la muerte de El Dany se ha convertido en un poderoso homenaje póstumo.
Faltan algunos nombres imprescindibles (los iconos Gente de Zona o el muy popular Chocolate MC) pero el disco sirve como un viaje de iniciación (para el oyente foráneo) por la diversidad y talento que guían al género en Cuba: desde la escuela old school que se acerca a los clásicos de Puerto Rico hasta la versión más rapper, los románticos con pretensión comercial y las nuevas voces del ragga morffa.
Jose Fajardo
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