¿Qué hay de nuevo viejo, candombe?
En esta nota te mostramos por qué el candombe canción todavía tiene mucho para dar y cuáles son sus nuevos exponentes.
En la historia reciente de la música, está más que demostrado que los picos creativos se dan un par de años después que un género se haya inventado. Luego, lo que le sigue a ello es una serie de mutaciones, en algunos casos, o deterioro, en otros. De allí que sea realmente muy difícil mantener un alto nivel con el correr de las décadas. Sin embargo, en estos últimos años han aparecido nuevas generaciones que buscan resignificar los folclores tradicionales de algunos países y reconvertirlos siguiendo un sentimiento actual. Así ha pasado con el tango en Argentina, que ha sabido juguetear con la electrónica, y también es el caso del candombe en Uruguay, que se ha entremezclado con el rock, el jazz y diferentes expresiones latinoamericanas. Por eso aquí presentamos a algunos artistas que toman el candombe como punto de partida y desde allí crean un universo propio y particular.
Como si se tratara de un equipo de fútbol plagado de figuras, el candombe y sus vertientes está lleno de enormes exponentes como Rubén Rada, Jaime Roos, Beto Satragni, Eduardo Mateo, los hermanos Fattoruso, Pedro Ferreira y Jorginho Gularte, entre otros. Y así como pasa con esos grandes equipos que marcan una época, los que vienen luego se encuentran con una parada difícil ya que siempre se tiende a compararlos con la época anterior. Pero más allá del qué dirán, hay decenas de artistas que siguen su corazonada y buscan nuevas formas de expresión. En esta senda está el guitarrista y compositor uruguayo Alejandro Luzardo, quien al frente de La Candombera, fundada en Barcelona en 2001, ha recorrido el mundo con temas propios y versiones de candom-bebop en los que unió viejos clásicos del jazz con el repiqueteo de los tambores. Aunque es un exponente de la renovación del género, Luzardo dice que esa renovación es tímida porque ya la propia escena candombera no tiene mucho espacio y se hace difícil conseguir tocar con frecuencia. Aunque ve positivo el hecho que hay nuevas bandas con estilos y fusiones diferentes.
Dentro de espectro tes se encuentra El Trío Candombe, un proyecto liderado por el percusionista Johnny Neves, que tiene como particularidad que la composición parte desde la percusión y no desde los instrumentos clásicos creadores de melodía como la guitarra o el piano. Un gran desafío para mí es llegarle a la gente con mis composiciones propias, las cuales me salen del alma, son sentimientos hechos canción, cuenta entusiasmado Neves, quien también forma parte de El Cártel, una banda muy nueva que fusiona candombe con una rítmica medio hip hopera.
La línea que hermana los orígenes negros del candombe y el funk se une en La Calenda Beat, que cuenta con cinco integrantes afrodescendientes, y también atraviesa elementos del afrobeat, el jazz, y el hip-hop, que los ha llevado incluso de gira por los países nórdicos de Europa. Asimismo la impronta groovera y barrial se hace eco en Los Cuerpos, quienes añaden una pizca de rock al asunto, y al igual que Los Tixas suman guitarras distorsionadas. En un plano más electrónico se encuentra la propuesta de F5 con samplers, scratches y repiqueteo de tambores.
En cambio, Salandrú es una banda joven que no se considera ortodoxamente candombera, pero sí sienten la inspiración en el género para su abanico de composiciones. Nos atrevemos a hacer este género a nuestro modo siempre y cuando la canción lo necesite, le contaron a Radio Gladys Palmera y añadieron: lo incluimos a nuestra manera pero siempre con conciencia y el respeto que se merece. Del mismo lado podemos encontrar el proyecto del histórico guitarrista Ricardo Tucuta Soto, quien también incursiona en la fusión del candombe con el jazz, el rock y diferentes ritmos afrolatinos, todo con un manto de sutileza. Y aquí es imposible no mencionar al Trío Ventana, integrado por Nicolás y Martín Ibarburu y Hernán Peyrou. Su música es un puente que une géneros urbanos con géneros folclóricos como milongas y zambas.
En esta nueva ola, los solistas asoman de la mano de Darío Piriz, con un estilo que bordea lo latino pop y Aníbal González, quien también pasea por géneros como la salsa. Ambos artistas tienen una impronta for export con un horizonte que se vislumbra más allá de la banda oriental.
Por su parte, las mujeres comenzaron a ganar terreno en el ámbito candombero siguiendo el camino iniciado hace algunas décadas por Chabela Ramírez, música y activista afrouruguaya, quien grabó un disco con composiciones propias en 2016. Hoy Ángela Alves lidera una orquesta propia, La Andunda, con una instrumentación variada que incluye flauta, clarinete, piano y marimba, y expresa el sentir de la mujer negra. En la ruta también andan La Juana, formado por cuatro chicas, y La Tambora, trío de mujeres originarias de Cabo Polonio, conectadas por el ritmo y la herencia afro rioplatense. En el grupo montevideano El Biricunyamba las mujeres realizan un importante aporte en coros en el marco de un gran combo expandido con instrumentos de viento.
Y si hablamos del poder de los vientos, desde el Departamento de San José, Uruguay, el octeto Eso E’ Candombe forma una línea de saxo alto, saxo tenor y trombón que aportan arreglos a las melodías de las canciones. Pero sin dudas, La Ventolera es el ejemplo más visceral, ya que es una orquesta sólo de vientos y tambores que aúna una variedad de ritmos afro americanos que se relacionan a través del candombe.
En Argentina el género también suma adeptos. Desde aquellas primeras semillas populares que brotaron de la mano de Los Piojos y Bersuit Vergarabat, el candombe hizo pie y se diseminó por la “Reina del Plata”. En la actualidad, los cordobeses de La Bullanguera realizan no sólo versiones de artistas clásicos, sino que suman la obra de compositores contemporáneos como Matías Mormandi o Silvina Gómez y los tamizan con arreglos innovadores.
Desde El Bolsón, en plena Patagonia argentina, Otravevo lleva el calor de los tambores para mezclarlo con instrumentos eléctricos y combatir el frío del sur. Mientras, en Buenos Aires, Sebastián Tozzola, prestigioso bajista de sesión confiesa: es un ritmo que me atrae desde siempre, hay algo en la clave, en ese swing que me hace vibrar. El también clarinetista de la Orquesta Filarmónica del Teatro Colón aprovecha su canal de Youtube para dar rienda suelta a su amor por el candombe. Allí se encuentran desde versiones a dos bajos con el aclamado músico uruguayo Daniel Maza, hasta composiciones propias. Al mismo tiempo en la capital porteña La Orquestonga, liderada por los experimentados Juan Bonaudi y Lolo Micucci, en su ecléctico espectro musical atraviesan el candombe desde lo rítmico y fundamentalmente desde la actitud vocal.
El encuentro argentino-uruguayo tiene su punto culmine en Ey Candombe, banda bonaerense definida por Emiliano Figa Reinoso, su pianista, como: una formación integrada por una cuerda de candombe y piano en la cual interpretamos, arreglamos y componemos música instrumental y cantada en ritmo de candombe afro uruguayo. Y añade: Nuestra búsqueda musical abarca muchos estilos, fundamentalmente el tango. Nuestro desafío es arreglar e interpretar esos tangos en ritmo de candombe, el poder “frasear” la melodía y que suene candombera.
Así las cosas, oír una música con origen ancestral que encuentra nuevos exponentes y expande su sonido habla de un movimiento que continúa con vida y vislumbra un futuro próspero. Partir de una tradición, mantenerla y al mismo tiempo renovarla es un desafío artístico y, afortunadamente, hay quienes quieren asumirlo. Y por eso brindamos.
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