Tocar la vida
El libro de Chema García Martínez te ayuda a entender al músico de jazz en zapatillas.
Escribir un libro es como limpiar el water, si no lo has hecho nunca crees que el water se limpia solo (escritora sin identificar, escuchada en la radio).
Hay muchos tipos de libros musicales. Están los libros que tratan de iluminarnos a un artista, un periodo, un estilo, páginas que se sumergen en el pasado para desentrañarnos las claves. Libros que nos sirven para entender mejor la música que amamos o las músicas que desconocemos. Y luego está el libro de Chema Tocar la Vida (Alianza) que sirve para todo eso y para mucho más.
Chema García Martínez narra la aventura del músico de jazz y nos encontramos con pioneros de la talla de Benny Carter o Freddie Green. Colosos como Sonny Rollins. Visionarios como Sun Ra, Ornette Coleman y Cecil Taylor. Naúfragos como Joaquim Kuhn. Imprescindibles del rock como Memphis Slim o Paco de Lucía el día que bailó una rumba con Chick Corea. Lo que nos ofrece Chema es un retrato del creador desde la intimidad de su arte.
Dice Chema que es un tipo afortunado que vivió un periodo en que el periódico El País le enviaba a entrevistar a esos artistas allende los mares y Chema se encontraba con los mitos (y las esencias) del jazz en zapatillas de andar por casa. No es el primer periodista musical que lo hace pero… no encontrarán a otro como él.
El jazz no trata de las notas, sino que trata del espacio entre las notas… y es entre las notas donde se vive la vida del jazz, escribe Ben Sidran en el prólogo, cosa que reitera en la presentación Javier López de Guereña, compositor contemporáneo con un currículo estridente. Guitarrista, crítico y músico de jazz, primer productor de Los Toreros Muertos, miembro de Jazz el Destripador, arreglista sinfónico, director musical de Javier Krahe.
FREE JAZZ Y FLAMENCO. LA CONEXIÓN
Es verdad que Chema y el firmante somos amigos desde 1979, vivimos muchas entrevistas juntos en los años 80, pero teníamos en común, nuestra absoluta admiración hacia dos personajes: José Antonio Galicia y Juan José González. El Gali nos conducía al free jazz madrileño y al flamenco, y González, también.
Así nos encontramos con que Pelayo y Juan José González participaron en el festival de jazz de Madrid de 1982 con el grupo Orgón y al año siguiente con el grupo flamenco de José Antonio Galicia. ¿Cómo se conciliaba la militancia en el free jazz y en el flamenco, si el primero se declaraba libre e insumiso y en el flamenco, lo primero que hay que hacer es conocer y respetar las tradiciones y las normas?
La generación de Orgón, Clónicos, OCQ con músicos como José Antonio Galicia, Dave Thomas, Ángel Rubio, Jorge Pardo, Pedro Ojesto, Valentín Álvarez, Roper y un larguísimo etc. abrieron las puertas a un nuevo tipo de músicos que, en muchos casos, encontraron en el flamenco el mayor compromiso con la música de su tiempo y para ello rompieron más las normas del jazz que las del flamenco.
También ayudó que los grandes del momento, Camarón, Paco de Lucía y Morente estaban por la labor, que David Thomas produjo los primeros discos de Manzanita, que Morente se apuntó a las aventuras del Gali como Gerardo Nuñez y Juan Manuel Cañizares y que Juan José González desde un rincón del Colegio Mayor San Juan Evangelista (el Johnny) ejercía su magisterio con todas las grandes figuras del jazz que pasaban por allí, incluidos Bobby McFerrin, Archie Sheep, George Adams y Don Pullen, entre otros.
Jorge Pardo es, probablemente, el mayor representante de esta tradición de la música madrileña donde confluyen el jazz y el flamenco sin imponer normas, ni maneras de escuchar. Y, probablemente, el actual estado de “excitación” que vive el flamenco madrileño es producto de la conjunción de esas personalidades.
ESPAÑOLES: EL FLAMENQUITO HA MUERTO
Por fin una buena noticia. El flamenquito ha muerto. Fue una de esas etiquetas desafortunadas, nacida desde la ignorancia y el desprecio que fue adoptada tanto por los insultantes como por los insultados. Nadie habla de rock-ito, de rap-ito o de trap-ito. Ahora, para minusvalorar a Rosalía no se pueden utilizar diminutivos, porque ella lo hace todo a lo grande. En A Palé cita en la misma frase “Kawasaki” y seguiriyas. La estructura de la canción es rara, pero eso nunca debería preocupar a los cabales ¿No eran raros los flamencos en el Siglo XIX? ¿y en el Siglo XX? ¿Se acuerdan?.
El Desacuerdo es una composición en la que Carles Benavent, Tino Di Geraldo y Jorge Pardo conectan Flamenco Leaks con las sonoridades de los tiempos en que Camarón grababa La Leyenda del Tiempo, que el trío convierte en una de las grandes interpretaciones del jazz contemporáneo. Paco Soto comienza a dar Candela con la voz y los versos de Juan Antonio Salazar, uno de los grandes que participa en las jam de los miércoles del Café Berlín.
En esta colección de novedades presentadas como capítulos de una sinfonía presentamos una balada de la tradición rumbera: Camino Camino, el disco de El Sebas de la Calle está producido por Manuel Malou. Imaginamos que el apelativo de El Sebas se lo ganó en la calle y ahí en una esquina de Lavapiés recordamos a El Torta, un fogonazo por bulerías que conecta con Rosalía.
Vale, Ya no me Quieres. Para interpretar a Bola de Nieve necesitamos a una cantante y a un pianista, un hombre y una mujer, un blanco y un negro, una comedia y un melodrama. La rumba callejera y la ópera. El jazz y la copla. Un santo pecador… Y aún así necesitamos el arte y la sensibilidad de Martirio y Chano Domínguez.
El hispano/japonés Miguel Hiroshi se sube a la alfombra mágica con Richard Ekre y Jorge Pardo. El vuelo alcanza hasta detrás del arcoiris, cruzamos las fronteras con Kati Golenko que está cantado en ¡inglés! Y vuelve Martirio con Chano, con Bola de Nieve y con Bito Manué que es ese que no sabe inglés.
Algunos dicen que hasta que no caes en las seguiriyas no te enteras de qué va el flamenco. Los Cielos de Madrid son producto de la impureza del aire que respiramos. Pero miras el cielo al atardecer y sólo contemplas la belleza de la paleta de colores. Con la seguiriyas pasa lo mismo, no importa lo que has sufrido. Canta Ingueta Rubio con el piano de Pedro Ojesto y ves lo hermoso que es el paisaje aunque te duelan los pulmones.
Hay infinitas maneras de reflejar el dolor. El batería Henry Cole disfruta rompiendo el compás, luego lo recompone y vuelve a las raíces, mientras la máxima estrella del reggaetón, entona un canto primordial. Hace unas semanas preguntábamos ¿dónde está Tego? la respuesta nos llegó por Twitter (dios bendiga a las redes sociales, pero sólo un poco). Los que se hayan quedado con ganas de perrear, van a tener que aprender un nuevo concepto: spoken word, sobre una base de groove que alcanza el freejazz al compás de las raíces boricuas o así. ¿Música urbana? Por supuesto… pero no, no nos parece reggaetón.
Tras el delirio alguien grita: ¡callarse! para que se alce la voz de Tío Gregorio El Borrico por seguiriya. Recoge el testigo el trío formado por Carles Benavent, Tino di Geraldo y Jorge Pardo en su peculiar visión de La Leyenda, una composición que grabaron Jorge Pardo y José Antonio Galicia en el disco de Camarón en 1979.
Volvemos con Tego Calderón, el autor de The Underdog/El Subestimado, un disco tan importante para la música universal como el Kind of Blue de Miles Davis. De ahí rescatamos Mil Cosas. Para entender las letras de Tego nos pasa que necesitamos subtítulos. El mensaje también se puede aplicar a muchos flamencos: Sabe hacer mil cosas buenas con la vida de los demás. Pero con la suya propia todavía no ha hecho na.
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