¡Gracias!
Gufi se despide con una reflexión en torno al flamenco clásico y la experiencia vivida en la reunión de cante jondo de la Puebla de Cazalla.
Uno entra en la peña flamenca Francisco Moreno Galván y es como entrar en una iglesia donde se rinde culto a la ética y la estética del pintor y poeta. Lo primero que veo en la tele es al cantaor Antonio Mairena procedente de una de las grabaciones de “Rito y Geografía del Cante”, el mítico programa de RTVE.
Me pido una cerveza en un rinconcito de la barra y contemplo el panorama. Tengo la sensación de un protestante admirando la belleza de una catedral gótica. Misma religión, un culto diferente.
Veo a El Chozas en la tele y me levanto para sentir el eco de su cante, el sonido está bajito para no competir con el sonido de la clientela.
CONSEJO DE DJ: no es bueno competir con las conversaciones, si subes la música, nadie te escuchará porque la gente hablará más alto. Además si la acústica es compleja se formará un engrudo insoportable. LO MEJOR es poner instrumentales y trabajar con el subconsciente del personal. No eres una estrella del rock, eres un puñetero DJ de bar.
Las paredes están organizadas con las figuras señeras de la historia del flamenco de Silverio a Camarón con parada en los artistas de la tierra José Menese, Miguel Vargas y Diego Clavel. Entre tantas fotos en blanco y negro destacan los magníficos carteles de Francisco Moreno Galván.
En la peña no tardo en hacer amigos, algunos me recuerdan de la accidentada sesión DJ del pasado año. Me presenta a uno que lo primero que dice es:
-No me gustan las novedades.
-¡Mecachis!
En menos de un botellín nos ponemos de acuerdo, vía Pericón, en algunas experiencias que merecen la pena. Por la tarde asisto al homenaje a Fernanda de Utrera con Miguel Núñez y Paco del Gastor, delicadamente moderada por Miguel Angel Rivero. Un ejemplo de síntesis de añoranza del cante clásico, ese que a algunos les parece inmutable y que sin embargo nunca dejó de cambiar y de mostrar su rebeldía. El eco inigualable de Fernanda por soleá nos trae otro pedazo de historia con su hermana Bernarda. Ahí no nos ponemos de acuerdo; dice Núñez que abusaba del cuplé por bulerías. Yo pienso que sin esos cuplés su hermana Fernanda no hubiera llegado al jondo del asunto. El Ying y el Yang. ¿Por dónde quedará Utrera?
En Utrera le llaman cuplé a todo lo que no es estrictamente flamenco, a lo que viene de fuera, sea la melodía de Johnny Guitar o Se nos Rompió el Amor. Una estrategia para ponerse el mundo por montera sin que se enfaden los que van por la vida de ortodoxos.
Merece la pena repasar este documental sobre la vida y obra de Francisco Moreno Galván. Si van a la Puebla de Cazalla recuerden pasar por la Peña Flamenca que lleva su nombre y por el museo de arte contemporáneo que lleva el nombre de su hermano.
Las letras flamencas de Moreno Galván y la voz de José Menese se convirtieron en los años 60 y primeros 70 en la cumbre del cante jondo y el compromiso político. Menese grababa para RCA y José Luis de Carlos le propuso a Hispavox otro nombre: Enrique Morente.
Ortiz Nuevo tiene una perspectiva más musical sobre el asunto en su libro sobre Morente. El caso es que la relación entre Menese y Morente se puede resumir en agua y aceite, no mezclan bien.
EL URBANISMO
Francisco Moreno Galván dejó una huella profunda en La Puebla y eso se nota en la planificación y la belleza de sus calles. Recuerden que el urbanismo consiste en valorar la belleza de la vida cotidiana y que las casas en las que vivimos son el espejo del alma, y recuerden al bar Central que fue refugio de arte y de pensamientos. Hoy cerrado.
Me paso dos días charlando con gente de la Puebla y todos hablan de flamenco con mucho conocimiento y respeto. Inesperadamente la reunión acaba más temprano de lo habitual. Hay artistas que sintetizan más que otros. El caso es que mi sesión DJ comienza una hora antes y es un disfrute total.
¡HASTA SIEMPRE!
Aquí se acaba una etapa. Desde 2014 he colaborado con Gladys Palmera haciendo programas (PLANETA JONDO) crónicas, entrevistas y playlists en la que ha sido la mejor experiencia profesional de mi vida. Una vida consagrada al periodismo musical cuyas experiencias y aprendizajes han sedimentado en estas colaboraciones en las que encontrado esa voz de la que hablaba Leonard Cohen.
Siento que 35 años en la revista Tiempo, 25 en el diario el Mundo, cinco años en Tele K y media vida en los bares que merecen la pena… me han permitido ser audaz y experimentar con las músicas del alma y el compás en unas playlists que, según me cuentan, le han cambiado el ritmo a gente de medio planeta.
Voy a seguir en esa senda de investigar, experimentar y sentir las músicas populares de raíz afro-latina-flamenca. Me queda mucho por aprender y hay mucho por publicar… Aún no sé ni cómo ni dónde. Solo sé que, probablemente, Gladys Palmera me salvó la vida cuando más lo necesitaba. Espero que la COLECCIÓN GLADYS PALMERA siga siendo un faro para melómanos e investigadores y que seamos capaces de defender lo mejor de nuestras culturas.
Gracias Alejandra y gracias a todo el equipo.