Esta noche viene Marcelino
Todo el mundo está ansioso esta noche. Los músicos, el público, los técnicos que trabajan aquí en Radio Progreso, “La Onda de la Alegría”. Todos están en vilo, esperando, porque hoy, 7 de agosto de 1955, se estrena la Orquesta Aragón en un programa patrocinado por la gran Cerveza Cristal.
Pero no solamente hay nerviosismo por eso, que ya es y será un hito importante en la agrupación, en nuestra música y en la historia de la radio en la isla. Hoy viene también, a disfrutar de una de sus creaciones, el inmenso Marcelino Guerra, “Rapindey”, que está de visita en La Habana en estos días.
Será un encuentro de cienfuegueros. La Aragón y Marcelino, que vienen de la hermosísima ciudad de Jagua. Ambos tienen algo más que los une: Marcelino desea, ver con sus ojos y escuchar con sus propios oídos, la versión que ha hecho la orquesta de uno de sus temas más famosos: Pare, cochero, que dice:
Soy un chico delicado / que nací para el amor,
este coche me ha estropeado. / Para las pilas señor.
Ya me duele la cabeza / tengo estropeado un piñón,
y si sigo en este coche / voy a perder un pulmón.





Ya lo había grabado en New York, en 1939, el Cuarteto Caney, de Fernando Storch, que hasta 1942, y bajo su conducción, había grabado unos 100 títulos para varios sellos discográficos con un repertorio básico de sones, guarachas y boleros, en los Estados Unidos, y el tema de “Rapindey fue de los que les dio más popularidad en aquel momento.
También la orquesta de otro olvidado, la de Mariano Mercerón y sus Muchachos Pimienta, había grabado su versión de Pare, cochero, con mucha más fuerza en los metales, y con la cadencia del son. “Rapindey cantó también con esa agrupación, junto a otras grandes voces, como las de Camilo Rodríguez, Benny Moré, Pacho Alonso, Fernando Álvarez, Tony Camargo, los Hermanos Rigual, Miguel de Gonzalo, las Hermanas Márquez y Dominica Verges.




























Ahí se acerca Marcelino Guerra por la acera de la calle Infanta, alto, elegante, siempre sonriente. Quienes le conocen, le saludan y aplauden. Es en realidad un marinero en tierra que acaba de tocar puerto ayer, porque, desde el pasado año 1954 lo abandonó todo y se enroló en un barco, para permanecer durante once años y medio como marino mercante.
Había lanzado señales de que su vida iría al compás del viento en otra de sus composiciones memorables, esa que dice:
Dicen que no es vida esta que yo vivo
que lo que yo siento no parece amor.
Que tengo el defecto de ser muy altivo
y que indiferente cruzo ante el dolor.
Yo no engaño a nadie porque soy sincero,
y cuando me entrego en una pasión
no me importa quiero cuando quiero,
porque a mi manera doy el corazón.
El público comienza a entrar al estudio número uno de Radio Progreso, que tendrá durante muchas noches a los Aragones, consolidando su fama y su talento, y haciendo realidad ese lema sonoro que escribiera su colega Enrique Jorrín, anunciándolos desde 1952 de esta manera:
Si tú escuchas un rico danzón/ ponle el cuño que es la Aragón, / Si tú sientes un son sabrosón/ ponle el cuño que es la Aragón.
La obra de “Rapindey” es amplia y variada. Y desconocida en una gran parte, pues muchos de sus temas fueron escritos en colaboración con otros. Algunos hacían la letra y Marcelino agregaba la música, como el caso de la inolvidable Convergencia. Otras aparecen inscritas con otro nombre, como la conocidísima Me voy pa´l pueblo, grabada por el trío Los Panchos, y que aparece firmada por Mercedes Valdés, quien fuera su esposa.





El hoy desconocido o casi olvidado Marcelino Guerra nació en Cienfuegos el 26 de abril de 1914. Antes de los diez años quedó huérfano y fue criado por su abuela. Llegó a la capital cubana, lleno de energías, en la década de 1930 para unirse al Septeto Habanero y un período después cantó con el Cauto de Mozo Borgellá. En 1937, grabó para la disquera RCA Víctor, poniendo su voz de segundo al Septeto Nacional dirigido por Ignacio Piñeiro.
Luego, en 1940, viajó a Puerto Rico con el Trío Oriental, y al regresar se unió al conjunto de Arsenio Rodríguez, y también por esa época se incorpora al Conjunto Azul de Chano Pozo.
Marcelino aplaude casi desde el principio la versión de su tema Pare, cochero, que toca ahora en la Onda de la Alegría la Orquesta Aragón. Ese número, que lleva letra de Miguel Ángel Banguela, le abrió la puerta de la gloria, pero habrá otros, como las que compuso junto a Julio Blanco Leonard: Maleficio, La clave misteriosa, Ña Teresa (Yo tá cansá), y la guajira Buscando la melodía.
Marcelino Guerra, “Rapindey” abraza a cada uno de los integrantes de la Orquesta Aragón y sale a la noche de La Habana. Está cerca del mar, que se ve al inicio de la calle Infanta, cuando muere en el malecón. Del otro lado, al norte, está su refugio en la ciudad de New York, donde hizo carrera desde 1944.





Ahora camina sin rumbo, como esperando que pase algún coche con su cadencia rítmica y pueda pedirle al cochero que pare.
Allí se irá tal vez montado hacia la eternidad que merece.
Playlist








