José María Vitier en Gladys Palmera
La visita de José María Vitier a Colección Palmera deja un sinfín de enseñanzas y de aprendizajes sobre la música y sus creadores. Un vídeo para degustar.
Nos visitó José María Vitier, el extraordinario músico cubano, acompañado de su esposa, la poetisa y productora Silvia Rodríguez Rivero, y de una amiga de esta casa, Toya Arechabala, realizadora en su momento del programa Al Son de la Letra.
Vitier nos dejó encantados. Contó historias y anécdotas de muchos grandes de la música cubana como su ilustre tío Felipe Dulzaides, de Samuel Tellez, de Bola de Nieve, de la gran escuela cubana de pianistas acompañantes y de un sin fin de cosas más que se pueden disfrutar en este vídeo. Es la voz de la sabiduría, de la experiencia y de haber estado en contacto con todas las artes y expresiones culturales de su país y del continente. En cada lugar de la colección dejó un rastro de su memoria prodigiosa: en discos, partituras, cancioneros, carteles, revistas y fotografías.
José María Vitier García-Marruz es hijo de los poetas y ensayistas Cintio Vitier y Fina García-Marruz, y nieto del pedagogo y político Medardo Vitier Guanche. Su música ha estado marcada por la tradición clásica, pero reflejando en su obra todas las posibilidades de piano en el jazz, el folclor cubano e iberoamericano, y las bandas sonoras. Vitier ha escrito música para cine, radio, teatro y televisión, además de poner música poemas de Federico García Lorca, Gabriela Mistral o Pablo Neruda. Vitiera ha obtenido diversos premios como la Medalla Alejo Carpentier y la Orden Félix Varela.
Suyas son piezas tan elocuentes y simbólicas como Al pie de tus altares, Danzón imaginario, Para empezar a vivir, Te seré fiel, Tus ojos claros, Vienen de todas partes o El aire que te rodea. Precisamente este último fue el título de un inolvidable álbum junto a Martirio. Y suyos son los soundtracks de El siglo de las luces, de Humberto Solás; Cosas que dejé en La Habana, de Manuel Gutiérrez Aragón; Lista de espera, de Juan Carlos Tabío; o Fresa y chocolate, de Tomás Gutiérrez Alea.