Orquesta Onix

ID Colección: 3638
Formato: Fotografía (16 x 9 cm)
País origen: Cuba
Año: 1934/12/16
Featuring:
Orquesta Onix - Agrupación musical
Esperanza Mariscal - Dirección, Piano
Estrella Gorrín - Voz principal
Zenaida Fraga - Miembro de la orquesta
Margarita Sardiñas - Miembro de la orquesta
Silvia Sardiñas - Miembro de la orquesta
Nieves González - Miembro de la orquesta
Dora Casanovas - Miembro de la orquesta
Ondina Casas - Miembro de la orquesta
Perla Periut - Miembro de la orquesta
Blanquita Colombo - Miembro de la orquesta
Descripción:

El boom de las orquestas y conjuntos femeninos que se desatara en Cuba con el inicio de la década de los treinta, duró por varios años y algunos de sus exponentes, hasta décadas. Cuando ya eran muy reconocidas algunas de las más afamadas –Anacaona, de las hermanas chinas-mulatas Castro, y Ensueño, de las hermanas Foyo- surge en La Habana la Orquesta Onix, que tiene su debut en La Habana en diciembre de 1934.

Centrada en un repertorio de música cubana, fox-trot y canciones norteamericanas, con claro formato de jazz-band, Onix es fundada y dirigida por la pianista veinteañera Esperanza Mariscal, discípula del músico cienfueguero Guillermo Tomás. Recluta para su orquesta a un grupo de chicas entusiastas: Estrella Gorrín como cantante, y en los distintos instrumentos, Zenaida Fraga, Margarita y Silvia Sardiñas, Nieves González, Dora Casanovas, Ondina Casas, Perla Periut, Ofelia Peña, Blanquita Colombo y Loló Soldevilla. La nómina era descrita en el Diario de la Marina, cuyo cronista afirmaba el 7 de diciembre de 1934 haber asistido a uno de los ensayos previos al debut, y comentaba el rigor con que se preparaban tanto en lo musical, como en la imagen que querían mostrar al público.

Cinco días después, las chicas de Onix se presentan en el Teatro Principal de la Comedia, en La Habana, en un espectáculo donde la figura central era la actriz y cantante italiana, afincada en España, Eugenia Zuffoli (Roma, 20 de mayo de 1897-Madrid, 28 de diciembre de 1982), que hacía exitosas presentaciones en La Habana. La Zuffoli protagoniza la pieza teatral “La sombra” y al final de la noche, como segunda parte, se presenta un momento danzario español con las bailarinas Elia de Granados y Teresita de España (una cupletista española que había llegado a Cuba con su esposo, el empresario de espectáculos Víctor de Correa, el brasileño que haría historia en Cuba al crear el cabaret Edén Concert y años después, el Tropicana), y como fin de fiesta la Orquesta Onix, en lo que pudo haber sido su gran debut.

La Onix continúa tocan en verbenas, actos y bailes de organizaciones de naturales españoles como la Agrupación Artística Gallega, el Fortuna, y otras; se presentan en teatros y audiciones radiales, con su repertorio de fox-trot y canciones cubanas. La banda de chicas resulta una de los artistas favoritos que animan las populares ferias de la tienda Los Precios Fijos, donde se instala un escenario para presentar en directo a los más solicitados músicos y artistas, como una de las mejores estrategias de promoción comercial. En mayo de 1935 Los Precios Fijos contaba con un programa diario de dos frecuencias (de 10 a 11 am y de 3 a 4 pm) en CMX Radio Lavín, donde también la Orquesta Onix se hace escuchar.

En enero de 1936, Esperanza Mariscal se anota otro tanto para su orquesta all-girls cuando consigue un contrato para presentarse durante cinco meses en el hotel Trocadero de Lima, Perú, considerado uno de los más lujosos de la ciudad. Curiosamente, el vapor Virginia, que se dirige a Suramérica, lleva entre sus pasajeros a dos orquestas femeninas cubanas: la Topacio, rumbo a Colombia, y la Onix, con nueve integrantes, con destino final en Perú. La prensa cubana se hace eco de la noticia, al tiempo que señala el crecimiento artístico de la orquesta bajo la acertada guía de su directora. El Diario de la Marina comenta el éxito en sus ediciones del 17 de enero y 5 de febrero de ese año. La Onix extiende sus presentaciones a Chile y regresan a Cuba en el vapor Orduña, llegando a puerto habanero procedente de Valparaíso el 8 de mayo de ese año.

El rastro de la Orquesta Onix se pierde al regresar a Cuba, como si el fuerte brisote que impidió atracar al buque Orduña y las mantuvo a bordo por muchas horas, hubiera lanzado sobre ella un mal augurio. Solo hay noticias de su violinista Loló Soldevilla quien, al parecer, fue la única que trascendió en el arte. Dolores “Loló” Soldevilla Nieto (1901-1971) se había trasladado con sus padres a La Habana en 1912 y allí se gradúa en violín y canto en el Conservatorio Falcón. Como violinista, en 1932 forma una orquesta típica de chicas que llegó a presentarse con las mejores de su tiempo, como el Sexteto Anacaona y la jazz band Ensueño. Al tiempo que forma su propia orquesta típica, se destaca por su lucha contra la dictadura de turno en Cuba, la de Gerardo Machado, llegando incluso a guardar prisión. Al salir y concluir ese período de gobierno, es que ingresa como fundadora de la orquesta Onix, pero ya en 1938 abandona la música como profesional y aparece en política vinculada al Partido Auténtico, de tendencia centro-izquierdista, en el inicio de una tendencia personal que la llevaría a militar durante casi toda su vida en organizaciones nacionalistas de izquierda en Cuba.

Llena de inquietudes, años después, se decidiría por las artes plásticas: en 1948 comienza a pintar y un año después consigue viajar a París donde realiza estudios de escultura en la academia Grande Chaumière y expone en el Salón de Mónaco y la Academia de Bellas Artes en Francia. En 1950 obra suyas son mostradas en el Lyceum de La Habana y durante la década se mantendría viviendo y trabajando entre la capital cubana y la francesa, realizando numerosos viajes por Europa y exponiendo de sus obras en la Galeria Arnaud de París y en el Palacio de Santa Cruz, de Valladolid, hasta que en 1956 regresa a Cuba para exhibir sus obras en Palacio de Bellas Artes de La Habana. Fue también periodista, sus escritos se publican en el Diario de la Marina, Carteles, El País, Avance y la revista Survey.

En todo caso, la Orquesta Onix, de Esperanza Mariscal, dejó su huella en la historia de las agrupaciones femeninas que han proliferado en la música cubana. Como la mayoría de ellas, nunca entraron en un estudio de grabación para fijar en discos su trabajo y su sonido, por ello, no pudo trascender en el tiempo. (Rosa Marquetti)