¡Esto no es Buena Vista, baby, es Nuyorquino!
Una recomendación de Radio Gladys Palmera: Bambulaye, lo nuevo de la fenomenal banda neoyorquina Los Hacheros. Afrocubanía en estado puro.
Cuatro años más tarde retornan Los Hacheros, posiblemente la banda más cubana del New York de hoy. Su nuevo trabajo musical se denomina Bambulaye, sugerente expresión que hace referencia a bailar y mover la cintura sin parar. “Laye, laye”, cantaban Arsenio Rodríguez y Celia Cruz rememorando las andanzas de un famoso rumbero en los solares habaneros, sentimiento que parece andar en cada rincón de este nuevo LP.
Digo LP porque la casa discográfica Chulo Records ha publicado Bambulaye en CD y en vinilo, siguiendo lo hecho en 2012 con su álbum debut Pilón. El vinilo, sin duda, le da solera, como dirían en España; evoca viejos tiempos discográficos, y al mismo tiempo lo acerca a ese mundo nuevo que gira en torno a los tornamesas y su brillante sonido.
Y también digo “retornan”, aunque sólo hago referencia a su regreso a los estudios de grabación, pues actividad en la calle tienen por montones desde que en ese 2012 Pilón rompiera los moldes de la salsa tradicional de Nueva York. Con su estilo, con su sonido acústico y con su concepto, Los Hacheros hicieron volver la cabeza hacia esa rumba cubana ambientada en el Spanish Harlem, el South Bronx, Williamsburg o el Lower East Side. Una rumba-after que bien podría simbolizar el mítico álbum de Sabú Martínez Palo Congo (Blue Note, 1957).
Jacob Plasse, alma Mater de Los Hacheros, dice: ¡quiero que el álbum recoja ese feeling que se siente cuando la banda toca su ultimo set a las tres de la mañana! Es decir, el ambiente cargado de sudor, humo y alcohol (bueno, lo del humo ya es cosa del pasado), y el espacio al que van llegando músicos recién salidos de otros bares donde han tocado sus compromisos. La quintaesencia de la descarga y el jam session; un microclima donde el cansancio pasa a un segundo plano y se toma la decisión de salir de allí cuando el cielo vaya pasando de negro a azul. “El eco de un tambor fue el que me hizo olvidar. Sonó, sonó, sonó hasta que amaneció”.
Jacob es capítulo aparte en esta nueva afrocubanización de Nueva York. Estuvo con Gabriel Roth y Neal Sugarman durante la creación del sello discográfico afroamericano de Brooklyn, Daptone Records; y creó el suyo propio, Chulo Records, dedicado a lo afrocaribeño. El sello tiene tres bandas en la actualidad: Melaza, Peliroja y Los Hacheros, y en los tres oficia como productor y como tresero. A juicio del diseñador, dj y coleccionista Pablo Yglesias, no dista mucho de ser un genio.
Su compadre se llama Itai Kriss, es flautista, y en Los Hacheros es algo así como el director musical, o sea, el que marca las pautas. El sonido florido de su flauta, a la que es inevitable asociar con la fiebre de las charangas en los 60 y los 80 del siglo XX, contrasta y se complementa perfectamente con el vigor poderoso del trombón de Eddie Venegas. El es el polo a tierra de ese sonido peculiar, el que nos dice con sus fraseos de vara que estamos en Nueva York, o como dice Yglesias: ¡Esto no es Buena Vista, baby, es Nuyorquino!
Venegas también toca el violín, por lo que es inevitable pensar en Lewis Kahn, el segundo judío maravilloso, leyenda de la salsa y de la influencia judía en la música latina de la Gran Manzana. Kahn brillaba con ambos instrumentos en todas las orquestas por las que pasó, que fueron todas las buenas en tiempo de Fania.
William Ash en el bajo y Héctor Papote Jiménez en la voz solista, completan la base con la que se formó el grupo. Ellos y el bongosero, claro. En Pilón los bongoes los tocó Eddie Valentín, pero en Bambulaye los toca Carlitos Padrón, el talentoso percusionista venezolano, famoso por su banda Rumberos del Callejón. A todos ellos los acompaña para este proyecto en particular un crack de las congas, Roberto Quintero, cuya destreza se nota a leguas en cada canción. Y como invitado aparece el cantante David Frankel, visto antes en Spanglish Fly.
Bambulaye contiene nueve canciones, todas afrorumberas, todas buenísimas. Algunas provienen de la tradición cubana como Píntate (“píntate los labios, María”), guaracha original de Ramón Castro y que hiciera famosa el sonero Roberto Faz. Otras son nuevas creaciones nuyoricans como el danzón instrumental Las Nieves de Brooklyn, que suena actualmente en Future Beats 20 como uno de los recomendados de Radio Gladys Palmera.
Pero fíjense por donde, llama también la atención la carátula del álbum. El concepto y diseño es de Pablo Yglesias aka Dj Bongohead. Cuenta él que la idea inicial fue utilizar imágenes cubanas, pero que cuando trataban de profundizar en ello siempre acababan en los tópicos y… ¡Esto no es Buena Vista, baby, es Nuyorquino! Así que Yglesias, residente en Massachucetts, acudió a Miguel Periche aka Iroko Nuevo, bailador de la tropa folclórica de la ciudad, y con una foto de Andrew Greto en que Iroko aparece ataviado para un ritual santero y con un hacha de Changó en la mano, creó la carátula.
No es casual, por supuesto. Changó es un hachero (“El caso es que los hacheros lo dejan quieto y se van. 72 hacheros pa’ un palo”) y a Jacob Plasse le interesa la ritualidad musical y ceremonial del palo congo en la santería (“Que cosa tiene ese palo que no lo pueden tumbar. 72 hacheros pa’ un palo”). Así que la idea de Yglesias redondeó un concepto, que viene a ser lo interesante de Los Hacheros. No es sólo un grupo musical al uso. Es el germen de una movida afrocubana en el Downtown de Manhattan.
La carátula y grafismo están firmados por Peace & Rhythm, que es el sello de Yglesias y del que hacen parte viejos conocidos de Radio Gladys Palmera como Bio Ritmo, José Conde & Ola Fresca o la Orquesta El Macabeo. Peace & Rhythm y Chulo Records, por cierto, han sacado juntos un vinilo de 45 rpm o 7 pulgadas con dos canciones de Peliroja. Puede que sea el inicio de esta vuelta atrás hacia la modernidad.
Escucha todo esto en el PLAYER de Radio Gladys Palmera.
José Arteaga