De forma paralela a la explosión de los corridos tumbados, esa suerte de trap con estética mariachi que han cultivado Natanael Cano y la camada del sello Rancho Humilde, desde hace un tiempo suena entre la juventud de México un nuevo estilo al que se ha bautizado como “sad sierreño”, que en resumen son las canciones más melodramáticas del género, con un toque romántico y nostálgico. Ed Maverick engancha con esa corriente y lo mezcla con el pop de dormitorio, una tendencia que la pandemia (y sus cuarentenas) ha acelerado.
Con todo eso, y un gusto especial por la psicodelia (desde el rock con aromas del desierto de ciertas grabaciones de Arctic Monkeys hasta el rollo lo-fi de Cuco o Mac DeMarco), este neo cantautor habla directamente a la Generación Z sobre la ansiedad que provoca dejar atrás la adolescencia y tener que tomar decisiones, sobre la angustia de buscar la propia identidad, sobre las desilusiones de las relaciones personales y, al fin, sobre lo jodido y maravilloso que es vivir.
José Fajardo
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