Manzano tras las huellas de Jorge Pardo
Paco Manzano es la memoria visual de la música popular española. Así lo demuestra la exposición Huellas. Jorge Pardo.
Paco Manzano tiene uno de los archivos musicales más potentes y profundos de la historia de la música popular española. Una vez conté que siempre sé dónde estoy en la fotos de Paco aunque estuviera de viaje o me hubiera quedado en casa. Manzano es un historiador, un documentalista de las imágenes y nunca ha respetado las etiquetas. Si buscan una foto de flamenco, de jazz, del heavy, de salsa, de folk o de la nueva ola y no la tiene Manzano. Mal asunto.
Paco Manzano ha estado en la primera fila de los movimientos musicales que han sacudido Madrid desde principios de los años 80. A esas alturas, Jorge Pardo ya era un veterano de una escena del jazz formada por intrépidos y audaces músicos que vivían intensamente una escena que se desarrollaba en clubes semiclandestinos y en la universidad. En 1982, Alejandro Reyes saltó desde “el Johnny” a dirigir el primer Festival de Jazz de Madrid (del ministerio de Cultura) y tuvo la convicción que los conciertos de las grandes estrellas internacionales debían ser abiertos por músicos locales, así fue como Jorge Pardo compartió cartel con Phil Woods y Sonny Rollins.
Para varias docenas de aficionados eso era una evidencia: Jorge Pardo ya estaba haciendo historia con Paco de Lucía. En aquellos tiempos de cámaras analógicas, hacer una foto era una inversión en tiempo y dinero. Se tenía que medir la luz y la velocidad, vigilar el encuadre y varias cosas más. Hacer una foto entonces era casi, casi, como hacer aterrizar un avión.
Antes la mayoría de fotógrafos disparaban al tío que estaba en el centro del escenario. Paco Manzano siempre abrió la perspectiva, aunque la mayoría de las veces no hubiera focos para todo el mundo. Las fotos no salían tan bonitas como la de otros “artistas”, pero luego llegaba el patrocinador y lo que quería ver era su logotipo. En eso Manzano siempre fue imbatible, quizá el logotipo era feo, pero esa foto conseguía que al año siguiente hubiera otro festival y que el diseñador de turno dibujara un botijo.
En esto del flamenco hay dos Pacos, el que recordamos con una guitarra y el que hace las fotos. En las fotos de Paco sobre Jorge Pardo se entiende eso del jazz flamenco como una aventura colectiva. La fotografía en el flamenco tenía tres encuadres: la guitarra, el cante y el baile. Así que veíamos la misma foto con distintos personajes: Camarón con Tomatito, Morente con Habichuelas, Menese con Enrique de Melchor, Mercé con Moraito y así hasta llegar a Rosalía con Refree. Pero fue llegar Paco (de Lucía) a los conciertos de los años 80 y se cambió el concepto y la manera de estar en un escenario. Paco se situaba en el centro y el resto de los músicos en forma de media luna.
¡Tsk! Era imposible tener a todo el mundo enfocado. Además muchos técnicos de luces del momento pensaban que aquello se tenía que parecer a una discoteca. Total que hacer fotos era un dineral y además te perdías los conciertos por estar pendiente del iluminador.
El caso es que todo el mundo intentó imitar a Paco de Lucía (y así verse las caras y las intenciones) y los aficionados empezaron a ver a Jorge Pardo con un montón de flamencos, lo cual incomodaba a un sector de “lo jondo” que nunca entendió la jugada de aquellos músicos de jazz y de aquellos flamencos.
Con el paso de los años, Paco Manzano se ha convertido en la memoria de los clubes y de los garitos, tan reconocibles como los músicos. Ha seguido retratando los grandes escenarios y también los pequeños, donde nacen infinidad de historias y donde, en ocasiones, te encuentras con Jorge Pardo.