Siete cuerdas
Algunas notas sobre la innovación flamenca.
He sido acusado de ser un optimista. De ver el vaso lleno en lugar de verlo medio vacío. No soy tonto, sé las dificultades que atraviesan los flamencos, conozco en carne propia lo difícil que resulta sobrevivir en el periodismo escribiendo sobre un arte minoritario. Por eso, por ingenuidad, publico estas notas y apuntes para un documental sobre las innovaciones en el flamenco contemporáneo.
Hace más de mil años Zyryab le puso un cuerda más al laud creando un instrumento que con el paso de los años se convertiría en guitarra. Eso ocurrió hace más de once siglos. El flamenco aparece a medidados del siglo XIX y durante muchos años el flamenco ha sustentado el peso de palabras como “pureza” o “tradición” frente a “mezcla” o “innovación”. Hay muchas razones sociológicas que justifican esa costumbre. Ahora sabemos que el flamenco no ha dejado de evolucionar de generación en generación.
MEDIO SIGLO, MEDIA VIDA
Todo eso se ha puesto de manifiesto en los últimos 50 años con las aportaciones de Paco de Lucía, Enrique Morente y Camarón de la Isla (entre otros), que abrieron el flamenco a una nueva dimensión poniendo en evidencia la aparición de nuevos instrumentos y la transformación de usos y costumbres.
Aparece una nueva manera de componer derivada del uso de textos de poetas como Federico García Lorca, que transformaron las métricas y la manera de respirar los cantes.
Reseñamos el contacto continuado con músicos procedentes de otros estilos. Caso de Jorge Pardo, José Antonio Galicía, Pedro Ojesto, Rubem Dantas, Javier Colina, Guillermo McGill, etc, etc.
La inmersión y contacto de los flamencos con otras músicas y otros músicos. Paco de Lucía le pregunta a su colega Al Di Meola: ¿Cómo se improvisa? (El guitarrista casi se muere de la risa, porque Paco le “mataba” cada noche).
El florecimiento dentro de varias dinastías flamencas de un estilo denominado “nuevo flamenco” que puso en evidencia la posibilidad de acercarse a nuevos públicos por el método de “parecer” contemporáneos. Así surgen Ketama o La Barbería del Sur desde familias como los Habichuela, los Sordera o los Porrina, que tienen un efecto multiplicador.
La aparición de nuevos instrumentos, como el cajón, que se incorporan al elenco.
La actitud de Enrique Morente que le dice a Tino di Geraldo: además del cajón, te traes la batería. Cuando Juan Habichuela mira hacia atrás y ve el instrumento pregunta: ¿No hará mucho ruido?
El papel referencial de los abuelos como “guardianes de las esencias” contrasta con la simpatía por los nietos. En este caso el conflicto generacional entre padres e hijos se resuelve cuando los hijos son más famosos que los padres y, de vez en cuando, traen más dinero a casa.
La toma de lugares reservados para el rock. Los flamencos aparecen en la sala Revolver y Enrique Morente se convierte en la alternativa emocional y estética al rock, al rap y a lo que haga falta. (Del alfa al omega).
Hoy la nieta de Rancapino canta con naturalidad La Leyenda del Tiempo, algo que no hubiera sido posible si Camarón no graba el disco en 1979.
Bailaores y guitarristas se apuntan a la innovación como método para evolucionar y sobrevivir.
El desarrollo de un arte escénico flamenco, la apertura de los teatros al flamenco aporta la visión de nuevos profesionales que trabajan desde diferentes ópticas, como la opera (Mauricio Sotelo), y todas las variables de la escenografía contemporánea, desde la relación de Antonio Gades con Carlos Saura, que busca (y encuentra) una forma distinta de narrar el flamenco, mientras que Gades había desarrollado otra manera de presentar sus espectáculos a un público masivo. La lista de bailaores y coreógrafos es inmensa al día de hoy.
La sensación de que cada flamenco puede desarrollar su propia carrera sin más condiciones que el respeto al flamenco (o su falta de respeto al flamenco) y su talento (o la discusión sobre si tiene talento o qué). Es decir como cualquier otra expresión artística. EL FLAMENCO ES ARTE.
SIETE CUERDAS
Fraskito y Rycardo Moreno han experimentado con una guitarra de siete cuerdas (relativamente habitual en Brasil y en el heavy). En el caso de Fraskito se acompaña en directo con una de vientre plano; la original le ocasionaba problemas de espalda al tener la caja más ancha de lo habitual. Rycardo Moreno soslayaba la circunstancia al sujetar la guitarra de siete cuerdas con un trípode. Tras grabar varias composiciones de Mi Esencia con esa guitarra ha vuelto a la de seis cuerdas sin dejar de buscar nuevos sonidos. A Fraskito le pasa lo mismo, de momento no toca la guitarra en Muixeranga.
ZYRYAB, LA LEYENDA Y EL PESO DE LA HISTORIA
Existen precedentes históricos de cómo un gesto técnico (añadir una cuerda a un instrumento) provoca una serie de cambios en la música de su tiempo que condiciona el futuro. Zyryab fue el precursor de la guitarra española porque le añadió una quinta cuerda al laúd y fundó el primer Conservatorio de Europa. Zyryab (Mosul, Califato Abasí, c. 789-Córdoba, Emirato de Córdoba, c. 857).
Hay una cosa muy importante que ha salido de España. Es la metodología de la educación musical. El primer conservatorio conocido en el Mediterráneo ha sido el de Córdoba, en el siglo VIII, donde Zyryab había creado la escuela musical, el sistema de educación musical, es decir, la costumbre de una disciplina para la música, así como una verdadera escuela de composición. Salah Al Madi, presidente de la Academia Árabe de Música, a Andrés Ruiz Tarazona (El País, 1977).
Nos cuentan fuentes diversas que Zyryab influyó decisivamente en la música occidental y en la música oriental, que introdujo nuevas costumbres en cuanto a moda e higiene que han llegado hasta nuestros días. También se considera que Zyryab fue la primera influencia negra en la música española.
Ya saben que el flamenco no aparece hasta mediados del siglo XIX, lo cual nos deja un largo periodo de “fermentación” (más de mil años) de las aportaciones de Ziryab. Cristina Cruces nos avisa en El Flamenco y la Música Andalusi (2003) que aunque Zyryab desarrolló escuelas de canto y condensó las bases de una enseñanza vocal, no pudieron ser llevadas al papel la extensión comacromática de la música andalusí y su riqueza de matices. O sea, nada de partituras. El flamenco y la música árabe-andalusí comparten “una caracterización ágrafa de su patrimonio musical”. En palabras de Manuela Cortés: la naturaleza modal común al flamenco y a la música árabe y andalusí, impide recoger el abanico de posibilidades que encierra (Pasado y Presente de la Música Andalusí, 1996).
Ya lo ven, las discusiones sobre las partituras y la músicas populares siguen provocando debates; y aún no ha aparecido el jazz, la tradición musical qué más cambios ha provocado en la música del siglo XX. Hay una conversación entre Chick Corea y Jorge Pardo en la película Trance que ilustra a la perfección el debate entre la música que se aprende y desarrolla por tradición oral y la necesidad de olvidarse de las partituras.
En 2010 asistí en Soweto (Sudáfrica) cómo Jorge Pardo escogía un ritmo venezolano para poner de acuerdo a un coro gospel y un guitarrista de jazz sudafricanos que jamás habían escuchado flamenco. Por ese lado estaban los tacones y el compás de Tomasito y la batería de Tino Di Geraldo. Fue apenas un instante para que comenzaran a caminar juntos y entraran la guitarra de Juan Diego, el bajo de Carles Benavent y el cante de Ranky. Un truco de Jorge para allanar las caminos y re-establecer las conexiones que se han producido durante siglos y que parecen que se pierden sin que podamos llegar a definirlas. Ya saben: el pellizco, el duende, la magia de la música que buscamos cuando salimos de casa para ver un concierto. Eso que nos empuja una y otra vez hacia el ARTE.
Aquello que nos hace ser OPTIMISTAS.