Simpatía por el boogaloo
Los Homenajes a Charlie Watts y Lee “Scratch” Perry se mezclan con los sonidos del Flamenco On Fire de Pamplona.
Nadie ha reivindicado Sympaty for the Devil, de los Rolling Stones, como una de las grandes contribuciones de la era del boogaloo. Hay toneladas de libros sobre los Stones y no he encontrado ninguno que explique de dónde sacaron la idea para el coro, “el who who”.
Simpatía por el Diablo. Los primeros momentos.
Afortunadamente Jean-Luc Godard rodó una película sobre esa canción. Estamos en 1968 y el director de cine francés entra en el estudio de grabación con los Stones y además refleja discusiones y elucubraciones sobre los Panteras Negras y las ideas de Leroi Jones. Ya saben, estamos en 1968, en Praga entran los tanques, en París buscan la libertad bajo los adoquines y en Mexico DF masacran a cientos de estudiantes pocos días antes de que dos puños negros subieran al podium olímpico.
A la canción le faltaba algo para ser magistral y de pronto aparecen unas congas y un coro que dice “who, who”. Nadie sabe de quién fue la idea, no sabemos si fue Charlie Watts, el más sobrio de los Stones. Seguramente alguien escuchó el Subway Joe, de Joe Bataan que, en su primera visita a Madrid parecía asombrado por la cuestión. Nadie recuerda de quien fue la idea, había demasiada “psicodelia” en el ambiente.
Aquí llega el coro, “the who who”.
CON LA ENTREVISTA EN LAS NARICES
Un día El Niño de Elche me dio con la entrevista en las narices y se negó a hablar conmigo; me negué a coleccionar “likes” con el asunto. Tengo que reconocer que cantar El Pregón de Macandé desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona es un gesto que me emociona, sobre todo si va acompañado de Los Esclavos (para eso tendrán que escuchar la playlist adjunta). Al cante de Paco Contreras y Raúl Cantizano le va bien ese entorno. Ya saben: “como alcalde vuestro que soy…” (Bienvenido Mr Marshall).
Entre cante y cante, homenaje a Lee Scratch Perry, otro “majareta” como Macandé, un personaje (Lee Perry) que estuvo en el principio del desarrollo de los ritmos jamaicanos como el reggae y el dub. Alejado de las grandes producciones comerciales, su música se nos aparece como recién inventada, copiada o deconstruida. Sea como sea hemos escogido el periodo entre 1969 y 1975.
EN EL FLAMENCO ON FIRE
Llegas en tren a la estación de Pamplona y te ocurren cosas muy flamencas. Este año me encuentro a Big Lois. Subimos juntos hasta el cuartel general del festival Flamenco on Fire mientras me cuenta que dentro de un rato va a aparecer con Frank Maza en el escenario de la Ciudadela y ahí aparece Piraña y el cantaor de la tierra Yoli Muñoz. Casi no tienen tiempo para comer, pero la música domina las conversaciones.
El parque de la Ciudadela es un parque transversal; hay bodas y ancianos, hay adolescentes de paseo del sábado por la tarde y la zona del escenario está convenientemente controlada para mantener la distancia social y demás medidas de seguridad anti-covid. Frank Maza aparece con un coro impresionante. Me dicen que tiene 17 años y que está relacionado con Javier Limón, que al día siguiente en el concierto de Big Lois me dice lo que siente al leer la primera crónica de su hijo. En el arte siempre hay opiniones divergentes. Lo raro es que no sé si me gusta. En la playlist adjunta pueden juzgar por sí mismos.
Big Lois comienza el concierto con una entrevista al Camarón de La Leyenda del Tiempo, donde habla de aquello de la pureza y eso. En las distancias cortas es mucho mejor que en el Youtube. Está haciendo un disco con Piraña en el que también estará Alain Pérez, que fuera bajista de Paco de Lucía y uno de los baluartes de la timba cubana. Canta Vestido de Lunares con la orquesta metida en un disco duro. Estoy convencido que puede hacer una versión acústica con un piquete de músicos de verdad.
Veo las fotos que Jaime Massieu le ha hecho a ¡Viva!, el espectáculo de Manuel Liñán, y me asombra el recuerdo de la puesta en escena, la limpieza de movimientos. El swing del espectáculo (y eso que lo vi en el mes de enero). Escucho en directo a David Carpio y la boca me sabe a miel. El cante clásico está bien representado con Antonio Rey, Pansequito e Israel Fernández. Además está Juanjo Navas, el cantaor de Bilbao, que en lugar de defender su segundo disco dedicado a Blas de Otero, defiende un repertorio flamenco de los de toda la vida. Acaba citando su disco en unos tangos de Morente.
Me quedé sin ver a Rycardo Moreno con Ané Carrasco, dos indiscutibles del flamenco contemporáneo, que en Palacio de Ezpeleta se reunieron a improvisar sobre unos tangos en los que reaparece el disco que Rycardo grabó con Tomás de Perrate, Infundio. Aquel disco fracasó en ventas con su compañía de discos y se ha convertido en estos años en un bálsamo para mis oídos. Escuchen la interpretación y luego me dicen si exagero o qué.
Fue muy estimulante la conversación de los productores Josemi Carmona, Javier Limón, José Manuel Gamboa y Fernando Vacas. Cuatro personalidades distintas en todo. En edad, en la manera de enfrentarse a un estudio de grabación y a los flamencos. Llegaron a la conclusión que sólo merece la pena producirse a uno mismo.
Viajo de vuelta a Madrid con Gamboa y Paco Manzano. Atravesamos “la España vaciada”. Hacemos recuento de “oles” y nos salen unos cuantos. Cuando por fin encontramos un lugar para parar, echamos en falta unos premios flamencos que la cosa está estupenda en el arte y muy “malita” en todo lo demás.